La vacuna preventiva podría desempeñar un papel clave para acabar con el VIH en el mundo

Un modelo matemático, desarrollado por investigadores de la Iniciativa Internacional por una Vacuna contra el Sida (IAVI), predice que contar con una vacuna preventiva del VIH (incluso una con una eficacia modesta) podría suponer una intervención costoefectiva de gran relevancia en la respuesta a la epidemia del VIH en países de ingresos bajos y medios, especialmente si se ofrece de forma complementaria a otras estrategias de prevención de eficacia ya demostrada.

0
5830

El equipo de investigadores desarrolló un modelo epidemiológico para analizar qué impacto tendría hasta el año 2070 la realización de una campaña de vacunación frente al VIH en países de ingresos bajos y medios, en combinación con otras intervenciones preventivas. En su trabajo consideraron tres posibles escenarios:

Uno: Suponer que se mantiene la tendencia de aumento lineal observada entre 2010 y 2013 de la provisión de tratamiento antirretroviral y de intervenciones para prevenir la transmisión del virus de madre a hijo. Esto se traduciría en que la incidencia anual se mantendría estable. También se supuso una cobertura del tratamiento de 80% y se consideró que el umbral de CD4 para el inicio del tratamiento era de 350 células/mm³, ya que a pesar de que las actuales directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) instan a iniciar el tratamiento con independencia del nivel de CD4, muchos países aún no las han implementado.

En este primer escenario, el aumento de las intervenciones existentes se traduce en una estabilización de las nuevas infecciones por VIH en esos países, estimándose en 1,6 millones anuales para el año 2070.

Dos: Suponer que se alcanza una cobertura de 50% de los objetivos IFE del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA). La IFE (siglas en inglés de Marco de Inversión Ampliado) fue propuesta en 2013 para analizar cómo la maximización de las intervenciones preventivas existentes, junto con otras que estaban surgiendo, permitirían reducir los nuevos casos de infección por el VIH y la mortalidad debida a este virus en países de ingresos bajos y medios. Esta iniciativa fija unos objetivos para 2020 de un uso de 4060% del preservativo según la población vulnerable (90% en parejas serodiscordantes) o una cobertura de 90% del tratamiento de las personas entre 350 y 500 células/mm³, entre otros.

En este segundo escenario, se observaría una reducción en el número anual de infecciones por VIH, quedando aproximadamente en un millón para el año 2070.

Tres: Suponer que se alcanza una cobertura de 100% de los objetivos IFE del ONUSIDA. En este tercer caso, el número de nuevas infecciones anuales bajarían a 550.000 en 2070.

Si en este último caso se introduce en 2027 una vacuna preventiva (de 70% de eficacia, con una elevada distribución), el número de infecciones anuales se reduciría en 44% en la primera década, en 65% en los primeros 25 años y en 78% en 2070. Esto supondría pasar de una previsión de 550.000 infecciones anuales a unas 122.000 para ese año.

Con estos mismos supuestos, una vacuna que tenga una eficacia de 30% conseguiría que las infecciones anuales en 2070 fueran unas 306.000 (reducción de 44%). Por el contrario, si la eficacia de la vacuna llegase a 90%, la reducción en el número de infecciones en 2070 sería de 87% (unas 74.000).

Al calcular el impacto de la vacuna con una eficacia de 70% en el primer escenario propuesto, se observaría una reducción próxima a 84% en el número de infecciones anuales previstas en 2070 (de 1,6 millones a 260.000), mientras que en el escenario con un cumplimiento de 50% del IFE, el número de infecciones en 2070 sería de 184.000 (reducción de 82% respecto a las que se preveían sin la vacuna).

Si en el cálculo se incluye la profilaxis preexposición (PrEP) y la vacuna, en el escenario de 100% de IFE el número de infecciones previstas al año bajaría a 49.000 en 2070. También se comprobó que la vacunación sería la intervención más eficaz aun cuando se introduciría más tarde.

Los autores consideran que sus resultados demuestran que incluso una vacuna con una eficacia modesta podría contribuir en gran medida a ofrecer una respuesta sostenida al VIH y que sería costoefectiva, incluso con los supuestos más optimistas respecto a la implementación de otras intervenciones preventivas. Por supuesto, cuanto mayor sea su eficacia mayor sería su impacto y su rentabilidad, lo que favorecería su distribución a gran escala.

Para el equipo de investigadores, aunque la vacuna podría evitar un gran número de infecciones por el VIH (en determinadas circunstancias, más que otras opciones de prevención), los hallazgos del estudio también dejan patente que no parece ser posible enfrentarse a la epidemia con una única intervención preventiva, sino que deben ofrecerse de forma complementaria para garantizar que se cubren las necesidades de las distintas poblaciones.

Para el presidente de IAVI, estos análisis ponen de relieve el enorme potencial que tienen las vacunas contra el VIH para salvar vidas de forma costoefectiva, por lo que en su opinión, se debe seguir buscando la manera de desarrollar esta poderosa herramienta sin descuidar los esfuerzos por proporcionar otras intervenciones preventivas de eficacia probada.

Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí.

Fuente: REC