Este suceso sobreviene después de casi dos décadas de la implementación de medidas sostenidas de control y prevención (incluido el tratamiento masivo de las poblaciones) y la vigilancia en localidades afectadas y en riesgo.
El país se une a otros diez ya validados por la OMS como que cumplen con este criterio1. Después de implementar campañas de tratamiento a gran escala recomendadas por la OMS, Egipto continuó la vigilancia durante al menos cuatro años hasta que se validó la eliminación.
“Este es un logro histórico que brinda perspectivas de esperanza y una mejor salud para las futuras generaciones de egipcios”, dijo el Dr. Jaouad Mahjour, Director de la Región del Mediterráneo Oriental de la OMS. “Egipto continuará mejorando el manejo de la enfermedad entre las personas que ya están infectadas, así como aegurará que se mantenga una vigilancia adecuada para garantizar la transmisión cero”.
En 2000, Egipto fue uno de los primeros países del mundo en implementar un programa nacional de elimina-ción basado en la administración masiva de medicamentos. Siguió a la resolución de la Asamblea Mundial de la Salud sobre filariosis linfática de 1997, que solicitaba su elimina-ción global para 2020.
“La estrategia dependía del compromiso de alto nivel, la participación de las comunidades locales y la disponibilidad de medicamentos gratuitos donados a través de la OMS. Estas acciones combinadas proporcionaron las mayores oportunidades para la sostenibilidad del programa”, dijo el Dr. John Jabbour, Representante de la OMS en Egipto.
Esto requirió planificación, logística, coordinación y colaboración con otros ministerios, así como el desarrollo de la capacidad de los trabajadores de la salud y los trabajadores de la comunidad.
Al comienzo, Egipto tuvo que enfrentar varios desafíos, incluyendo el financiamiento de un programa nacional; la priorización de una enfermedad incapacitante y desfigurante en un entorno de recursos limitados; la determinación de su costo de implementación mientras se reforzaba el costo de los programas de gestión de la discapacidad, como la cirugía de hidrocele.
Después de Asamblea Mundial de la Salud de 1997, la OMS invitó a los países a acelerar los esfuerzos para eliminar la filariosis linfática como un problema de salud pública y lanzó su Programa Nacional de Eliminación de la Filariosis Linfática (NLFEP), que se proponía:
- interrumpir la transmisión de la filariosis linfática a través de la administración masiva de dietilcarbamazina y albendazol, y;
- aliviar el sufrimiento de las personas afectadas a través de la gestión de la morbilidad y la prevención de la discapacidad.
Enormes esfuerzos llevaron a la implementación de varias rondas de administración masiva de medicamentos hasta 2013, cuando las encuestas validaron que la infección se había reducido por debajo de los umbrales de transmisión.
Las evaluaciones finales realizadas entre 2014 y 2017 se centraron tanto en la transmisión como en la gestión de la morbilidad en los pacientes afectados, y confirmaron que Egipto ha cumplido todos los criterios para alcanzar la eliminación como un problema de salud pública.
“Nuestro objetivo final era eliminar esta enfermedad adoptando intervenciones de salud pública rentables y que favorecieran a las poblaciones más pobres”, dijo el Dr. Ayat Haggag, Subsecretario de Enfermedades Endémicas del Ministerio de Salud y Población de Egipto. “Nuestro gobierno está decidido a vencer a otras enfermedades tropicales desatendidas, como la esquistosomosis, el tracoma, la helmintosis transmitida por el suelo, la lepra y la leishmaniosis”.
Filariosis linfática en Egipto
La lucha de Egipto para superar la filariosis linfática es quizás una de las más antiguas en la historia de la salud pública, con actividades de campo que se remontan a principios del siglo XX. Sus manifestaciones clínicas ya están presentes en estatuas y obras de arte de la época de los faraones, y ya se describen en la antigua literatura árabe, aunque su agente causal, el parásito Wuchereria bancrofti, se documentó por primera vez allí en 1874.
La carga de la enfermedad se apreció plenamente en el siglo XX mediante encuestas a gran escala, que revelaron su endemicidad en las zonas rurales, especialmente en la región oriental del Delta del Nilo, donde se observaban comúnmente manifestaciones clínicas como linfoedema e hidrocele.
Primeros intentos de control
Las actividades de control de la enfermedad en Egipto comenzaron a principios de la década de 1960, dependiendo inicialmente del control del mosquito vector Culex pipiens y del tratamiento selectivo con dietilcarbamazina.
Nuevo tratamiento, mejores perspectivas
En noviembre de 2017, la OMS recomendó la combinación de ivermectina, dietilcarbamazina y albendazol (IDA), un régimen alternativo de tres fármacos para acelerar la eliminación global de la filariosis linfática.2
La recomendación siguió a grandes estudios aleatorizados realizados en cuatro países (Haití, India, Indonesia y Papúa Nueva Guinea) que encontraron que la IDA es tan segura como los regímenes de dos medicamentos cuando se usa durante las campañas de administración masiva.
La enfermedad
La filariosis linfática es causada por la infección con gusanos parásitos que viven en el sistema linfático. La manifestación de la enfermedad después de la infección lleva tiempo y afecta el sistema linfático, provocando un agrandamiento anormal de partes del cuerpo, causando dolor, discapacidad grave y estigma social.
Las etapas larvarias del parásito (microfilaria) circulan en la sangre y los mosquitos las transmiten de persona a persona.
Casi 856 millones de personas en 52 países en todo el mundo siguen siendo amenazadas por la filariosis linfática y requieren tratamiento preventivo para detener su propagación. La administración masiva de medicamentos realizada regularmente reduce la densidad de las microfilarias en el torrente sanguíneo y evita la propagación del parásito a los mosquitos.
La administración masiva de medicamentos puede interrumpir el ciclo de transmisión cuando se realiza anualmente durante 4-6 años con una cobertura efectiva de la población total en riesgo.
La sal enriquecida con dietilcarbamazina también se ha utilizado en algunos entornos para interrumpir el ciclo de transmisión.
Los parásitos que causan filariosis linfática son transmitidos por cuatro tipos principales de mosquitos: Culex, Mansonia, Anopheles y Aedes.
- Camboya, Islas Cook, Maldivas, Islas Marshall, Niue, Sri Lanka, Tailandia, Togo, Tonga y Vanuatu.
- La evidencia de estudios de investigación recientes ha demostrado que la adición de ivermectina a la combinación actualmente recomendada de citrato de dietilcarbamazina más albendazol elimina la microfilaria más eficientemente de la sangre que el régimen de dos medicamentos y es igualmente segura.
Fuente: REC