Mycoplasma genitalium, una bacteria de transmisión sexual difícil de diagnosticar y de tratar

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Mycoplasma genitalium es considerado desde 2015 por la Organización Mundial de la Salud como un patógeno de trasmisión sexual emergente de importancia creciente, pese a no ser una bacteria nueva, ya que se identificó por primera vez en la década de 1980.

Originalmente, M. genitalium se aisló de muestras uretrales de pacientes con uretritis y desde entonces se ha demostrado que parasita las células epiteliales ciliadas del tracto genital y respiratorio humano.

Este microorganismo está relacionado con el desarrollo de síndromes urogenitales en mujeres (flujo vaginal, dolor abdominal bajo, infertilidad y aborto espontáneo) y síndrome uretral en pacientes de sexo masculino (uretritis no gonocócica).

Epidemiología

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, se trata de una infección de transmisión sexual (ITS) más común que la gonorrea y la clamidiosis, pero más difícil de reconocer.

Un estudio realizado en Gran Bretaña indicó que afecta a 1% de la población mundial de entre 16 y 44 años de edad, aunque los expertos sostienen que es difícil tener una idea precisa de la prevalencia de M. genitalium.

La profesora Catriona Bradshaw, del Centro de Salud Sexual de Melbourne, Australia, dijo que la prevalencia más alta estaba entre las personas de 20 años.

Los expertos dicen que es más probable que la enfermedad afecte a los mismos grupos sexualmente activos que las ITS similares, pues se transmite a través de las prácticas vaginales, anales u orales.

Para obtener una mejor idea de cuán frecuente es la infección por M. genitalium, los expertos en salud quieren que se la considere una “enfermedad de declaración obligatoria”, lo que significa que los laboratorios clínicos deben informarla a los departamentos de salud estatales y territoriales.

Signos, síntomas y complicaciones

M. genitalium no suele mostrar síntomas, lo que significa que es posible tener la infección y no saberlo. La profesora Suzanne Garland del Royal Women’s Hospital de Melbourne explicó que las personas infectadas a menudo no presentan síntomas, pero que “los hombres y mujeres jóvenes sexualmente activos con diferentes parejas están en riesgo”. Si bien algunos hombres no tienen síntomas importantes, otros pueden padecer disuria. Las mujeres también pueden estar asintomáticas, pero algunas sí reportan dispareunia y/o disuria.

En cuanto a los factores de riego, para las parejas homosexuales y heterosexuales, son los mismos.

En las mujeres, esta bacteria puede localizarse en el aparato reproductor, tanto en la vagina, el cuello del útero y el endometrio, por lo que puede producir la siguiente sintomatología: dispareunia, disuria, dolor pélvico, vejiga inflamada, inflamación uretral, presencia de flujo vaginal con fuerte olor, dolor al caminar y hemorragia.

Se está investigando la relación entre M. genitalium y el embarazo ectópico, así como un causante potencial de infertilidad, ya que la infección puede derivar en una enfermedad inflamatoria pélvica.

Además, los expertos dijeron que podría causar nacimiento prematuro en mujeres embarazadas infectadas por M. genitalium.

En los hombres, los síntomas son dolor testicular, prostatitis, uretritis, secreción uretral, potencial infertilidad, dolor e inflamación articular.

Diagnóstico

El diagnóstico de M. genitalium puede ser complicado, ya que puede confundirse con clamidiosis o gonorrea. Pueden realizarse exámenes de laboratorio en muestras de orina, secreciones uretrales en hombres y mujeres, de las secreciones del cuello uterino.
El cultivo de las muestras es realizado por pocos laboratorios y puede demorar hasta unos seis meses, pues estas bacterias son de crecimiento muy lento, lo que dificulta su cultivo en el laboratorio y su seguimiento a través de la realización de estudios fenotípicos.

Sin embargo, el diagnóstico de M. genitalium por los métodos convencionales –como son el cultivo bacteriológico, sumado a las técnicas serológicas y bioquímicas de identificación– resultan extremadamente largos y costosos. Solo ahora, con el reciente empleo de pruebas moleculares en laboratorios de diagnóstico como la técnica de reacción en cadena de la polimerasa, se ha convertido en el principal método de detección de este patógeno.

Este hecho ha motivado el desarrollo y la implementación de una prueba simple, que puede diagnosticar rápidamente y ver los antibióticos a los que es sensible. Por lo general, se detecta en una simple prueba de orina o una muestra de secreción extraída desde el interior de la vagina o del pene.

La empresa que desarrolló el test, SpeeDx, dijo que los test de prueba ya estaban disponibles en Victoria, New South Wales y Queensland, y era de esperar que estuvieran en los demás estados a mediados de este año. Resistance Plus™ MG* es una prueba de PCR cuantitativa multiplex para la detección de M. genitalium y cinco marcadores de resistencia a macrólidos, para muestras de orina y torundas con secreciones uretrales y/o cérvico-uterinas. La nueva prueba está cubierta por Medicare y se implementará en clínicas de toda Australia.

De momento, se están analizando algunos pacientes, que arrojan una prevalencia más elevada que la originalmente calculada: “En las clínicas de salud sexual, 10-35% de las personas que se someten a la prueba lo tienen”, dijo Garland.

Tratamiento

La comunidad médica manifiestan la gran preocupación sobre las infecciones por M. genitalium, pues se está volviendo resistente a los antibióticos, ya que, según Garland, “está actuando como una súper bacteria, pues las investigaciones muestran que al menos 50% de las personas tienen una M. genitalium resistente a los medicamentos, lo que limita sus opciones de tratamiento”.

El tratamiento incluye la indicación del antibiótico azitromicina vía oral en una sola dosis por día, durante cinco días consecutivos. En algunos casos, ningún tratamiento ha resultado efectivo.

Una vez finalizada la terapia antibiótica, es probable que el médico indique un análisis de control, para comprobar que la bacteria ha sido eliminada.

Durante el tratamiento y hasta tanto no se esté seguro de que la infección se ha erradicado, se debe evitar mantener relaciones sexuales para prevenir posibles contagios.
Prevención y monitoreo epidemiológico

La prevención de la infección por M. genitalium incluye las mismas medidas que para cualquier otro tipo de ITS: uso del preservativo y mantener comportamientos sexuales seguros.

M. genitalium ha mostrado niveles crecientes de resistencia a la medicación, ya que según Garland, la resistencia a los tratamientos de primera línea era ahora de alrededor de 60%. Aproximadamente 10% de los casos fueron resistentes a los medicamentos de primera y segunda línea.

Garland está pidiendo que se establezca un laboratorio de vigilancia para monitorear el organismo en todo el país, como ocurre con el VIH, la clamidiosis y la gonorrea, pues “M. genitalium no está monitorizado y nos estamos quedando sin medicamentos para tratarlo”, manifestó Garland.

En el futuro, se espera que las pruebas de M. genitalium se conviertan en parte de la evaluación de rutina para personas sexualmente activas.

El presidente del Real Colegio Australiano de Médicos Generales, el Dr. Bastian Seidel, dijo que la creciente resistencia al tratamiento enfatizaba por qué era importante centrarse más en la prevención y el sexo seguro.

Fuente: REC