Como ejemplo más reciente, los mosquitos están propagando el virus Zika a través de Centro y Sudamérica, lo que ha ocasionado una mayor incidencia de malformaciones congénitas.
No obstante, la especie de mosquito que porta el virus es endémico de África. Entonces ¿cómo viajó al otro lado del océano?
“Por el comercio de esclavos”, afirma John McNeill, profesor de historia en Georgetown y autor del libro Mosquito Empires.
De hecho, la especie Aedes aegypti es una de las pocas especies de mosquitos que transmiten enfermedades a los humanos de las más de 3.500 especies que existen. “Ae. aegypti no existió en las Américas sino hasta el siglo XVI. Ese mosquito fue trasladado de África a las Américas y tuvo éxito en colonizar el sur”, dijo McNeill.
Antes de la fiebre zika, Ae. aegypti era más conocido como vector del dengue o la fiebre amarilla. También se sabe que es portador de la encefalitis. Para la década de 1940, la idea de una mejor vida a través de la química se había afianzado. En Estados Unidos, los esfuerzos para limitar el dengue y la fiebre amarilla fueron exitosos debido a las campañas dirigidas de fumigaciones.
Sin embargo, a medida que las preocupaciones en relación con los mosquitos se convirtieron en nuevas preocupaciones por los efectos de los pesticidas, dejaron de implementar los rociamientos, lo que le dio a Ae. aegypti y a otros mosquitos la oportunidad de recolonizar. “No es exagerado decir que de alguna forma, los mosquitos –y su propensión a transmitir enfermedades– dictaron el curso de eventos mundiales”, dijo McNeil.
“Hasta mediados del siglo XX, todas las guerras han tenido más víctimas por enfermedades que en combate, en muchos casos transmitidas por mosquitos”, afirmó McNeill. “Durante la Guerra de la Independencia en la década de 1780, los británicos eligieron una ‘estrategia del sur’ y enviaron a una gran parte de sus soldados al sur. Pero en esta misma área abundaban los mosquitos Anopheles y la malaria. Los británicos luchaban contra el Ejército Continental local, donde muchos de sus miembros vivieron sus vidas enteras en zonas de malaria, y por lo tanto eran altamente resistentes”, dijo McNeil.
Una vez que resulta infectada con malaria, la persona que sobrevive desarrolla resistencia a la enfermedad. Mientras más veces se infecta, mayor será la resistencia. Muchos de los soldados británicos no habían sido expuestos a la enfermedad y resultaron infectados, lo que incapacitó a su ejército e hizo que requirieran de tropas adicionales. Entre junio y noviembre de 1780, “más de la mitad del ejército británico estaba demasiado enfermo como para moverse”, dijo McNeill.
“De la misma forma, los conquistadores españoles nunca pudieron dejar su marca en el Amazonas en Sudamérica. Los mosquitos eran demasiado agresivos, y los conquistadores incapaces de resistir la enfermedad”, dijo McNeill.
En la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses tuvieron una ventaja frente a los japoneses debido a la malaria, según Gordon Patterson, autor de The Mosquito Wars y profesor de historia en el Instituto de Tecnología de Florida.
“Estados Unidos había trasladado a 10.000 tropas a zonas activas de malaria en el Pacífico Sur, pero debido a que los estadounidenses tenían muchos más recursos para combatir la enfermedad, en comparación con los japoneses, fueron una fuerza de combate mucho más saludable”, dijo.
De hecho, dijo Peterson, la malaria fue tal preocupación para Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial que el ejército creó programas extendidos de malaria para monitorear y prevenir la enfermedad. Una de las estaciones de organización para estos programas se encontraba en Atlanta. Finalmente cambió su nombre y llegó a conocerse como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
“Este es el drama de la naturaleza de sangre, sexo y azúcar”, dijo Patterson. Eso es lo que los mosquitos buscan cuando chupan sangre: azúcar. Y curiosamente, solo las hembras pican.
Los mosquitos y los humanos tienen una relación única, dijo Patterson. Los mosquitos que más son atraídos a nosotros parecen haber aprendido cómo infiltrar nuestros hábitats, vivir en nuestros edificios y poner huevos en aguas estancadas como canaletas y cisternas.
Nuestro desafío para combatirlos es un tema de salud pública, y los tratamientos como aire acondicionado, filtros en las cisternas, fuentes efectivas de agua y minimizar el agua estancada son herramientas esenciales para el manejo de mosquitos. Incluso los mosquiteros han sido efectivos. Y si bien todas estas técnicas han contribuido a la disminución de las muertes en general, en algunas partes del mundo, se necesita un mayor esfuerzo.
La malaria es, por un amplio margen, la enfermedad más destructiva transmitida por mosquitos.
Según los CDC, 40% de la población mundial está en riesgo por el dengue. La Organización Mundial de la Salud calcula que en 2012 hubo más de 200 millones de casos de malaria y casi 630.000 personas, la mayoría niños, murieron por la enfermedad.
Fuente: REC