El VIH y otros virus de transmisión sexual son detenidos por el moco cervicovaginal

Un estudio en el que se examinaron las propiedades de barrera del moco cervicovaginal reveló que las partículas de VIH y de otros virus de transmisión sexual son detenidas de forma eficaz por el moco cervicovaginal de las mujeres que albergan unas especies particulares de bacterias vaginales, Lactobacillus crispatus.

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Este hallazgo podría abrir la puerta a nuevas estrategias para reducir el riesgo de transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS).

Las mucosas constituyen uno de los puntos de entrada del VIH en el organismo humano y, como primera línea de defensa de las mismas el cuerpo es capaz de secretar unos seis litros de mucosidad al día. El moco cervicovaginal puede actuar como una barrera para impedir que los patógenos puedan acceder a las paredes de la vagina, pero la eficacia de esta barrera varía mucho de una mujer a otra, e incluso para una misma mujer puede variar con el tiempo. Por este motivo, el equipo de investigadores decidió estudiar qué factores podían explicar estas variaciones.

Se recogieron muestras de moco cervicovaginal de 31 mujeres en edad reproductiva. Se midieron diversas propiedades del moco y se empleó un microscopio de alta resolución para determinar si las partículas pseudovirales de VIH a las que se les había añadido un marcador fluorescente se quedaban atrapadas en el moco o se difundían con libertad.

El equipo de investigadores dividió las muestras en dos grupos claramente diferenciados. Uno de estos grupos estaba compuesto por las muestras en las que el moco mostró mucha eficacia para atrapar el VIH, mientras que el otro grupo estaba compuesto por las muestras de moco menos eficientes en ese sentido. Se comprobó que ambos grupos no diferían entre sí en cuanto al nivel de pH, cantidad total de ácido láctico, o la puntuación de Nugent (una medida de la “salud” vaginal que se relaciona con la cantidad de bacterias Lactobacillus presentes, en comparación con otros microbios).

Sin embargo, se comprobó que la gran diferencia entre ambos grupos de muestras fueron los mayores niveles de ácido D-láctico en el moco más eficaz atrapando el VIH. Esto resultó llamativo ya que los seres humanos no pueden producir este isómero del ácido láctico, por lo que lo más probable es que esta diferencia estuviera relacionada con variaciones en la población bacteriana y, en consecuencia, los autores del estudio realizaron la secuenciación genética para identificar las poblaciones bacterianas de cada muestra.

La población de bacterias del tipo L. crispatus fue más abundante en las muestras de moco cervicovaginal más eficiente a la hora de atrapar el VIH. Por el contrario, en las muestras menos eficaces para atrapar el VIH tuvieron distintas especies de Lactobacillus (L. iners) o presentaron múltiples especies bacterianas, incluyendo Gardnerella vaginalis. Se sabe que estas dos circunstancias están relacionadas de forma frecuente con la vaginosis bacteriana.
Los autores mostraron su sorpresa por cómo una pequeña diferencia entre las especies de bacterias Lactobacillus se podía traducir en una diferencia notable en cuanto a la capacidad del moco para actuar como barrera. Aunque se sabía que existe un vínculo claro entre vaginosis bacteriana y un mayor riesgo de adquirir una ITS, en general se consideraba que la microflora vaginal era sana si estaba dominada por cualquier variedad de Lactobacillus. Sin embargo, estos hallazgos revelan que desde el punto de vista de la barrera del moco, es necesario especificar más el tipo de Lactobacillus.

Las mujeres en cuya flora vaginal esté la bacteria L. iners probablemente corran un riesgo algo mayor de adquirir una ITS y, por el contrario, una microflora donde domine la población de L. crispatus puede ofrecer una mayor protección frente al VIH y otras ITS de lo que se pensaba inicialmente.

En sus conclusiones, el equipo de investigadores apunta la posibilidad de que si se pudiera favorecer la población de L. crispatus en las mujeres, se estaría aumentando las propiedades protectoras de su moco cervicovaginal, mejorando la protección contra las ITS.

Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí (requiere suscripción).

Fuente: REC