La Regla 10/4: aprovechar el punto débil del SARS-CoV-2 para reabrir la economía

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Si bien las políticas de cierre de toda la población reducen la cantidad de nuevas infecciones por el SARS-CoV-2, estas mismas políticas han frenado drásticamente las economías de todo el mundo. El alto desempleo, las bancarrotas y los mercados en quiebra son los abanderados de esta nueva pandemia económica, con una variedad de otros costos, desde oportunidades educativas perdidas, hasta picos de violencia doméstica, aislamiento social, soledad y depresión, oscureciendo una ya sombría imagen.

Para revertir esta calamitosa cascada de eventos, se necesitan estrategias de salida: conjuntos integrados de políticas que permitan un reinicio responsable de la productividad y minimicen el riesgo de resurgimiento de la COVID-19. Un componente dentro de una estrategia tan amplia, se basa en un modelo matemático novedoso para la salud pública que involucra un calendario cíclico de encierro y libre circulación.

El enfoque exige reducir la tasa de infección por el SARS-CoV-2 a través de la apertura cíclica de escuelas, negocios y lugares de trabajo cerrados. Según este modelo, a sectores discretos de la población se les permitiría salir de casa y reanudar sus actividades normales durante un período de cuatro días, mientras se observan las estipulaciones de seguridad contra el coronavirus, como el uso de máscaras y el mantenimiento de la distancia física. Al final de cada período de libre circulación, durante el cual habría un aumento en las pruebas para detectar el coronavirus entre la población activa, tales individuos regresarían a sus hogares para observar un encierro total de 10 días antes de salir nuevamente.

Las matemáticas se suman a la salud

Estos números –cuatro días de actividad, 10 días de encierro– de ninguna manera son aleatorios. La infección por el SARS-CoV-2 comienza con un período de latencia de tres días, durante el cual el virus no puede transmitirse a otros. Según el modelo propuesto, una cuarentena protectora de 10 días a partir del día cinco contrarrestaría el riesgo de exposición al virus durante los cuatro días en que el individuo se movió libremente. Si bien las personas expuestas podrían infectar a los miembros de sus propias familias mientras están encerradas, el período de permanencia en el hogar sacaría de circulación a cualquier portador activo de COVID-19 durante la semana en que es más infeccioso, lo que limita la diseminación viral en la población. Este ciclo repetitivo de dos semanas limitaría fuertemente la propagación del virus y contendría la epidemia.

El objetivo final del enfoque es llegar a una situación en la que, en promedio, cada persona infectada transmita el virus a otro individuo o a ninguno, logrando lo que los científicos llaman un número reproductivo básico (R0) menor de uno. Pero el nuevo plan también proporcionaría algo más: esperanza.

El modelo de cierre cíclico podría permitir que millones de personas ahora consideradas empleados no esenciales vuelvan a trabajar a tiempo parcial en condiciones de menor concurrencia en lugar de abandonar el mercado laboral por completo, y sin esperar el desarrollo de una vacuna. También permitiría a los niños regresar a sus aulas, donde estudiarían en pequeños grupos con personas reales, en lugar de a través de pantallas. Permitiría a la sociedad volver a ponerse en contacto de forma segura, al tiempo que ayuda a garantizar que los servicios médicos no se vean abrumados a corto plazo.

Actualmente un tema candente entre los encargados de formular políticas, el bloqueo cíclico está listo para implementarse, en una escala limitada, en el campo. Austria decidió reabrir sus escuelas utilizando una variante de este enfoque, y una compañía israelí de alta tecnología con mil empleados ha decidido adherirse a un esquema cíclico de trabajo-cuarentena. Para la administración de la compañía, esta es una forma de mantener la productividad y mantener a más personas empleadas. Para los científicos, esta es una oportunidad para observar las tendencias y ajustar el modelo para lograr los mejores resultados económicos y de salud.

La implementación ordenada y exitosa de un cronograma cíclico de trabajo-cuarentena puede conducir a un aumento en algo que generalmente no se expresa en términos cuantitativos: la confianza. Este trabajo multidisciplinario entre biólogos, economistas, psicólogos y científicos sociales, que tiene en cuenta las diferencias culturales, tiene el objetivo de evitar la situación desalentadora en la que, después de que se levanta el bloqueo de toda la población, las personas nuevamente se enfrentan a un brote sin control.

Para mantener la confianza, la base de todas las economías saludables, es necesario informar a la población sobre lo que puede esperar en el futuro inmediato y a mediano plazo, y mostrar cómo estas restricciones limitadas traerán beneficios a largo plazo. En solo unos pocos ciclos, se acumularán los datos necesarios para modificar el protocolo, proporcionar un poco más de libertad de movimiento o un poco más de tiempo de cuarentena, en lugar de obligar a todos a quedarse en casa. En combinación con otros enfoques, el trabajo cíclico puede ser una estrategia de salida efectiva para superar tanto las consecuencias sanitarias de la pandemia como sus ramificaciones económicas.

Fuente: REC

Foto: EVG photos from Pexels