Entrevista a Cristian Morales, Representante de la OPS/OMS en México

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Realizada el 24 de marzo de 2020, a las 10:00 por el Centro de Información de las Naciones Unidas en México (CINU México).

Crédito al Centro de Información de las Naciones Unidas en México.

Hoy por la mañana se declaró oficialmente la fase 2 de la pandemia en México. ¿Qué opina la OPS/OMS sobre las medidas de distanciamiento social que fueron adoptadas hasta ahora en algunas partes de México como Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco, Chihuahua?

Cristian Morales (CM). – Si, efectivamente estamos en fase 2, eso fue el anuncio que hizo el Subsecretario de Salud, el Dr. Hugo López-Gatell en la mañanera de hoy día martes. Esto da cuenta de algo que ya OMS había señalado, de que había transmisión local en México. Desde ayer en nuestro sitio web nosotros lo pusimos, que había transmisión local, se explicó claramente que de los 367 casos que existen en México, 80 por ciento de ellos son importados netamente, 19 por ciento son casos relacionados con importación, es decir gente que directamente se contaminó del SARS CoV-2 por contacto con casos importados y 1 por ciento o 5 casos sobre los cuales no se puede re trazar la fuente de contaminación. Eso implica que estamos en fase de transmisión comunitaria, es decir, al inicio ya de la fase 2 y esta mañana lo que dijeron las autoridades es justamente, refrendaron esta situación y por supuesto, anunciaron toda una serie de medidas, una serie de medidas más bien apuntando a cuál es la respuesta global a nivel nacional para reforzar las capacidades hospitalarias, la capacidad del sistema de salud, y también para reforzar las medidas de distanciamiento social.

Y justamente ahí yo creo que cabe la pena saludar cómo algunas entidades federales desde antes de esta situación ya se habían posicionado de manera muy muy clara y explícita en función de disminuir este contacto de persona a persona que es lo que permite reducir la transmisión entre los individuos.

Entonces, las medidas que había anunciado el gobierno de la Ciudad de México, las medidas que anunció Jalisco, las medidas que han anunciado otros estados como Nuevo León, van todos en la línea de las recomendaciones que hace la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir, estamos muy contentos aprovechamos de saludar esa iniciativa, que se hayan tomado con antelación, que no se haya esperado al último minuto, al igual que estas que anuncia en un momento muy oportuno la autoridad federal, porque cuando uno compara justamente lo que han hecho otro países que están viviendo situaciones muy muy complejas, como países europeos: Italia, España, Francia, Alemania, etcétera, uno puede ver en la comparación del desarrollo de la epidemia que las medidas de distanciamiento social se toman cuando ya llevamos tres o cuatro veces más casos de los que habían hasta el día de hoy en México.

Entonces México está beneficiándose de la experiencia de estos países tomando estas medidas e incluso las que se tomaron con antelación a la declaración de esta fase son también muy, muy loables. Van en el camino correcto.

¿Cuáles son las medidas correctas de distanciamiento social que todos los mexicanos deberían seguir?

CM.- La primera medida de distanciamiento social es la de respetar este espacio de un metro y medio entre las personas, sobre todo cuando estamos en espacios públicos pero también es algo que debiéramos aplicar en la casa y por supuesto si nos encontramos en el trabajo.

¿Por qué un metro y medio y no un metro o dos metros? Bueno, recordemos que el virus, el nuevo coronavirus, este que se llama SARS CoV-2 que causa la enfermedad COVID-19, se transmite a partir de gotas. Las gotas que una persona infectada dispersa al hablar, al toser, al comunicarse. Estas gotas no van nunca más allá de un metro, entonces cuando decimos una distancia de un metro y medio, nos estamos poniendo a salvo. Y esto evidentemente reemplaza totalmente la necesidad de usar mascarillas si es que no estamos infectados con el virus, porque la mascarilla lo que hace es también justamente tratar de evitar que esas gotas se expandan en el medio ambiente inmediato, en el entorno inmediato de todos y cada uno. Entonces es mucho más efectivo que una mascarilla el respetar esta distancia social.

Quienes tienen que usar mascarilla son las personas infectadas, que se saben positivas para el nuevo coronavirus; las personas que están atendiendo las necesidades de la persona que está infectada, es decir, los familiares si es en el entorno domiciliario; y el personal de salud si es en el entorno hospitalario. Primera medida entonces es respetar esta sana distancia. La Secretaria de Salud Federal está llevando adelante una campaña que se llama “Susana Distancia” con un personaje que nos llama y nos recuerda a mantener esta distancia y ésta es la primera medida.

La segunda medida tiene que ver ya con el respeto de lo que son las consignas que están pidiendo las autoridades en diferentes lugares del país con respecto a la suspensión o anulación de eventos públicos. El que en lo posible nos quedemos en la casa cuando no sea absolutamente necesario. Si en nuestro trabajo, nuestra empresa podemos hacer teleworking, homeworking o trabajar desde la casa en otras palabras, pues también eso contribuye.

Una medida muy muy importante que México tomó y que se está implementando es el cierre de las escuelas. Sabemos que los niños no son necesariamente quienes más se infectan por este nuevo coronavirus, por diferentes razones, no los ataca y esta es una muy buena noticia. No significa que están totalmente a salvo, pero no son una de las poblaciones más en riesgo. Sin embargo, sí pueden desarrollar síntomas y pueden contagiarse y pueden contagiar en la casa. Pero también cuando vamos a dejar a los niños a la escuela ocupamos el transporte público o tenemos que de todas maneras interactuar más con la comunidad y eso evidentemente aumenta los riesgos de transmisión de la epidemia. Entonces esa es otra gran medida importante que hay que implementar y respetar.

En otros países del mundo fueron implementadas medidas de cierre total de actividades, cerrar todos los establecimientos públicos, las tiendas no esenciales, los bares, restaurantes, etc. ¿En su opinión cuales son las medidas correctas que se tienen que tomar?

CM.- Si, en función de las medidas que tienen efecto en la salud pública, es decir, estas medidas que permiten disminuir la dinámica de dispersión de la epidemia, se encuentra toda una panoplia, toda una gama de intervenciones que se deben ir tomando, se pueden ir tomando y se deben ir tomando según la circunstancia.

Evidentemente que, en algún momento, en algunos países, se ha incluso llegado, como en Chile por ejemplo, al toque de queda, en este momento hay toque de queda entre las 10 de la noche y creo que las cinco de la mañana, nadie puede transitar en las ciudades en Chile. En otros países de Europa se está implementando también este tipo de medidas de cuarentena absoluta en las casas. Eso corresponde a la fase que están viviendo esos países. Es probable en México en algún momento tengamos que llegar a esas medidas, no hay que extrañarse, son medidas justamente que están dando efectos en otros países. Lo que no hay que hacer es adelantarse innecesariamente porque todo este tipo de medidas tienen tres tipos de consecuencias.

Primero, en salud pública, esa es la que más nos interesa. ¿Qué hay que valorar? El efecto positivo en salud pública con los efectos, primero que nada, en términos del respeto a los derechos humanos de las personas, es decir, cuando esas medidas empiezan a restringir lo que nosotros habitualmente decidimos hacer o no. Que alguien venga, y en este caso el Estado, nos diga que no podemos salir a la esquina a comprar, es evidentemente una restricción a nuestras libertades individuales. En algún momento, el efecto en salud pública es mucho más benéfico que el impacto negativo de restringir nuestras libertades individuales.

Pero también está el impacto económico. Hay que saber que también, sobre todo en un país con tantas desigualdades como tiene México, es importante pensar en aquellas personas que viven o sobreviven en el día a día con una serie de actividades informales que se alimentan muchas veces justamente de la interacción social.

Entonces, estas medidas que restringen la interacción social van a tener impacto también en la economía de los hogares. No estamos pensando en la economía de las grandes empresas porque ellas en general tienen capacidades de absorción suficientes más allá de que todas maneras vamos a vernos todos inmersos en una recesión muy muy importante, quizá la más importante de la historia reciente, en México y en todos los países del mundo.

Entonces esas medidas son adecuadas para el momento en que se viven, el cerrar a lo mejor la circulación totalmente a 100 por ciento por ejemplo aquí en Ciudad de México hoy día, sería una medida exagerada puesto que estamos recién con cinco casos sobre 367 que son de carácter de transmisión local comunitaria.

¿Significa eso, que no se van a tomar esas medidas eventualmente en la Ciudad de México? Absolutamente que no, seguramente en algún momento vamos a llegar a eso.

En otros países con sistemas sociales y médicos a veces más sólidos que los mexicanos, las autoridades hicieron una autocrítica por no haber tomado esas medidas más enérgicas antes ante la preocupación de mantener un balance entre el económico y el médico. ¿Cuando la OMS-OPS estima que hay que tomar la decisión de salvar vidas antes de preocuparse por lo económico?

CM.- Cómo decía, estas intervenciones de restricción de disminución de la interacción social tienen impacto siempre que son positivos en salud pública y tienen impactos negativos, es decir no son intervenciones ganador-ganador.

Tienen efectos negativos importantes. Hay que evaluar muy bien cuándo uno las quiere aplicar. Yo diría que no hay un momento mágico que uno pudiera decir “a partir de un tal número de casos…” o “de tal proporción de casos… hay que hacer A, B o C”. Lo que más bien nosotros recomendamos es que en función de cada uno de los escenarios se considere una serie de medidas que van escalando. Eso es lo que está sucediendo en todos los países.

Ahora qué pasa, resulta que México tiene la fortuna de ser un país en el cual esta epidemia de Coronavirus o SARS CoV-2 está llegando con retraso respecto a otros países. Con retraso a lo que pasó en China y en Asia del sudeste donde en el mes de enero y hasta mediados de febrero, hasta la tercera semana de febrero, podemos decir que se expresó con mayor fuerza el peak de la epidemia y hoy día tenemos, además, Europa, donde se están generando el mayor número de casos y el mayor número de muertes, lamentablemente. Recordemos que las últimas dos semanas se han doblado el número de casos, es decir la epidemia no está disminuyendo en intensidad, está acelerándose.

Ahora, en todas las Américas tenemos casos, y en la mayoría de los países o se está en fase 2 o ya se está avanzando en fase 3 de epidemia generalizada. Pero esto está sucediendo con un par de semanas de retraso respecto a México, lo cual nos da una gran ventaja a todos para entender cómo reaccionar, entender de qué se trata, ya no enfrentar esto con el miedo o el pánico, sí con el respeto que se necesita porque es un virus que causa una enfermedad que puede ser muy grave, que puede ser incluso, en una pequeña proporción de los casos, mortal. Pero efectivamente cuando hablamos de un nuevo virus para el cual no tenemos vacuna y para el cual no tenemos cura, efectivamente es una situación que a todo el mundo nos debe preocupar, angustiar hasta cierto punto, pero que no tiene que dejarnos caer en pánico.

Entonces estas medidas fuertes de restricción tienen que ir adoptándose en función de eso y México, con el anuncio de hoy día, con el anuncio de la jefa de gobierno de la Ciudad de México del fin de semana y del viernes pasado, con los anuncios que se están haciendo en Jalisco, en Baja California, en Nuevo León etc. creo que estamos un paso adelante ocupando esta experiencia que nos viene de los países por donde ya ha transitado esta enfermedad.

Hay un elemento muy importante que hay que recordar que, en este caso, y aplica para todos los países, la mejor defensa para una epidemia de este tipo es tener un sistema de salud universal.

¿Qué significa tener un sistema de salud universal?

Significa un sistema que le da acceso servicios de calidad a todo quien lo necesita sin discriminar por la capacidad de pago, sin discriminar por etnia, sin discriminar por género, sin discriminar por la zona en donde vivimos. Este tipo de sistemas acompaña el acceso a servicios de calidad con cobertura universal de salud. Estamos viviendo un proceso de transición o de aceleración del sistema de salud hacia un sistema de salud universal, entonces evidentemente que hay una serie de fases entre el proyecto de avance hacia la salud universal y la implementación. Nos llega esta epidemia en ese momento, entonces es verdad que México va a estar mucho mejor preparado aún cuando este proceso de consolidación del acceso universal a la salud y de la cobertura universal de salud sea una realidad.

Mucha gente se preocupa porque ellos mismos o familiares no tuvieron acceso a los testes para detección de COVID-19 cuando acudieron a estructuras de salud con síntomas compatibles con el virus y testes negativos para la influenza común. Hay mucho desconcierto en cuanto a que México no está tomando las medidas de detección recomendadas, como la generalización masiva de testes recomendada por el director general de la OMS (“test, test, test!”). En la Corea del Sur, según las estadísticas el promedio es de más de 6,000 testes efectuados por cada millón de habitantes, mientras en México el promedio es de poco más de 23 testes por millón de habitantes. ¿Puede Usted explicar esta discrepancia? ¿México no está haciendo las cosas de manera correcta, o son los otros que no hicieron de manera correcta?

CM.- Ha estado no solo en la preocupación de la población, sino que los medios últimamente, y se ha generado mucha incomprensión con respecto a lo que está haciendo México.

Primero, el llamado del Director General de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros, es a “test, test, test” o “pruebas, pruebas y pruebas”. ¿Qué significa esto? Esto significa que todos, 100 por ciento de los casos sospechosos por contagio por COVID-19, tienen que recibir la prueba; primer elemento.

Segundo elemento, cien por ciento de todos los contactos de esos casos sospechosos deben recibir la prueba. Hay muchos países, lamentablemente, donde esto no está sucediendo, no estaba sucediendo en el momento en el que el doctor Tedros lo pide, por eso lo pide o hace el llamado, y sigue sin suceder en algunos países.

En México sí se están cubriendo todos los sospechosos, los 367 casos confirmados vienen de ahí, de haber recibido una prueba, y los mil y tantos casos que se han testeado y que han resultado negativos también vienen de esa búsqueda de contactos.

¿Qué es lo que es un caso sospechoso? Porque eso es lo que define si necesitamos el teste. Hasta ayer, el caso sospechoso se define como toda aquella persona que presente alguno de los síntomas propio del COVID-19 y además haya viajado a un país donde hay transmisión comunitaria. Es por eso que no cualquier persona que tenga una tos, o no cualquier persona que presente una fiebre, que pueden ser síntomas asociados con el COVID-19, y de otras enfermedades, por cierto, no cualquier persona necesita un test. O no necesitaba un teste en México hasta el día de ayer, o hasta la semana pasada.

Entonces, primero que nada, digamos que México ha sido totalmente coherente con el llamado del Director General de la OMS, cien por ciento de los casos sospechosos han sido testeados y cien por ciento de los contactos de los casos confirmados.

Ahora, además, México ha desplegado un sistema de vigilancia centinela, hay 475 instituciones de salud a través del país que están sistemáticamente todo el tiempo, todos los años haciendo pruebas a la población que se presenta ahí con respecto a algunas enfermedades tipo influenza. Entonces esa capacidad que tiene México para buscar activamente casos relacionados con enfermedades similares al COVID-19 es la que ha permitido montar sobre este sistema un algoritmo en donde también se testea por COVID-19, por SARS CoV-2, el virus que causa la enfermedad COVID-19.

Entonces este despliegue que hay territorialmente nos permite, o les permite a las autoridades más bien, saber si hay circulación interna o no, más allá de los test que se están haciendo como decía yo a los sospechosos y a los contactos de los sospechosos.

Entonces ese otro objetivo que busca el hacer pruebas, pruebas, pruebas que es el de alimentar las decisiones de salud pública respecto a las medidas que hay que tomar porque la epidemia está conociendo una aceleración en una parte del territorio o en otro están totalmente respaldadas por evidencia a partir de este sistema de vigilancia centinela. Por cierto, México es uno de los dos países en el mundo donde se está haciendo esto, no cualquier país lo puede hacer. Se necesita un sistema de vigilancia epidemiológica muy fuerte y de capacidad de testeo y de laboratorio muy muy sólida como la que tiene México.

Ahora, en un escenario dos, esta situación cambia. En un escenario dos donde ya la transmisión es local, normalmente lo que debiera suceder es un cambio en la definición de casos sospechosos. ¿Un cambio en qué sentido? En toda lógica debiera de considerarse sospechoso cualquier persona que presente un síntoma relacionado con el COVID-19 y que haya estado en una zona donde hay transmisión comunitaria. Y ya sabemos que la hay en México, la conocemos por estado. Estamos a la espera de la nueva definición de caso que todavía no sale, pero suponemos que hoy día o a más tardar mañana tendremos una nueva definición de caso que debiera ir en este sentido y que evidentemente va a abrir la necesidad de hacer testeo mucho más masivo, evidentemente.

Las autoridades anunciaban la semana pasada que estaban en condiciones de ya disponer esta semana de más de 120 mil. Esos 120 mil testes son para el inicio de la fase 2. Probablemente se van a necesitar más mientras se siga desarrollando la fase 2 y eventualmente, eso también hay que entenderlo, cuando lleguemos a la fase 3 probablemente ya testear va a ser innecesario. Porque recordemos que el objetivo de pruebas, pruebas, pruebas es conocer por donde viene la epidemia.

Cuando ya estemos en epidemia generalizada lo importante es salvar vidas. Lo importante no es saber por dónde va la epidemia, lo importante es que apenas tengamos un síntoma relacionado con el COVID-19 nos traten adecuadamente; nos aíslen en domicilio si los síntomas son débiles y nos hospitalicen si los síntomas son más complejos, incluso nos hospitalicen en cuidados intensivos si ya estamos desarrollando una neumonía.

Mientras antes detectemos, mientras antes tratemos, mientras antes aislemos, más probabilidades hay de poder salvar vidas y eso que va a importar. Entonces esto de los testes va según las fases.

En un escenario de fase 3: ¿Se cuenta con infraestructura de salud suficiente o piensa que se debería de estar invirtiendo más, a pesar de la política de austeridad del gobierno mexicano?

CM.- En términos muy explícitos, la autoridad no solo de salud, sino que las autoridades nacionales, la más alta autoridad del país, el señor presidente, ha dicho que dinero no va a faltar para luchar contra este desafío que representa el COVID-19. Es decir, los recursos financieros deberían fluir sin la restricción de la llamada “política de austeridad”. Eso es lo que nos han dicho las autoridades. Hoy día en la mañanera estaba el señor Secretario de Hacienda asegurando cómo se van a distribuir los nuevos recursos, incluso hay recursos que han pasado del IMSS a las Fuerzas Armadas y del ISSSTE a las Fuerzas Armadas para poder operar algunos de los nuevos hospitales que vienen a reforzar la capacidad del sistema de salud, a responder a las necesidades de la población.

Ahora, aquí hay varios elementos que son importantes de señalar: el primero es que muchos países con sistemas de salud extremadamente sólidos y desarrollados, como podríamos pensar que son los sistemas de salud de Alemania, de Francia, de Gran Bretaña, de España, de Italia, etcétera, se están viendo confrontados a situaciones inéditas, en donde ni siquiera están siendo capaces de responder a todas las necesidades que está generando este fenómeno. Entonces, el mensaje es que sí parecieran haber los recursos financieros.

El segundo mensaje es que, a pesar de la existencia de los recursos financieros, dependiendo en cómo se dé la progresión de esta epidemia podríamos vernos confrontados todos aquí en México a una situación de sobrepaso de las capacidades del sistema de salud, y para eso también tenemos que estar conscientes de lo que viene.

Ahora, un tercer elemento que es muy importante, que las autoridades lo han reiterado: ha habido mucha transparencia en explicitar los modelos de previsión epidemiológica con los que están trabajando.

¿Cuáles son las premisas de estos modelos de previsión epidemiológica? Es una tasa de ataque de 0.2%. ¿Qué es una tasa de ataque? Una tasa de ataque es aquellas personas que se van a ver infectados por el SARS CoV-2 que van a desarrollar la enfermedad COVID-19 y con síntomas. Entonces, de esa tasa de ataque uno deriva el número de personas que van a verse sintomáticas. De esas sintomáticas, si la epidemia se comporta como en China, 80 por ciento van a tener síntomas leves, 14 por ciento van a tener síntomas suficientemente complicados para requerir hospitalización, y entre un 5, un 6 por ciento e incluso un 7 por ciento, van a requerir cuidados altamente especializados en una Unidad de Cuidados Intensivos.

Aquí en México la previsión es con 6 por ciento, la previsión del Gobierno Federal. Podría ser un poco más porque en México, a diferencia de otros países, tiene una altísima tasa de Diabetes Mellitus tipo 2, una tasa de obesidad que está asociada con hipertensión, con problemas respiratorios, con varios cánceres, etcétera, entonces es una población que está más a riesgo porque sabemos que esta enfermedad golpea primero que nada a los adultos de más de 60 años en particular. Pero, además, a quienes tienen comorbilidades como diabetes e hipertensión, entonces podríamos ver más casos aquí en México por esa razón.

Entonces, una vez que tenemos los escenarios hay que contrastarlos con las capacidades. ¿Cuántas camas disponibles hay? ¿Cuántas camas de cuidados intensivos hay? Y nuevamente las autoridades lo han señalado de manera explícita en la conferencia de prensa del jueves pasado, se dieron el número total de camas que hay y los distintos números de tipos de cama en diferentes instituciones de salud.

Hay un plan de reconversión hospitalaria también. Es decir, que frente a enfermedades, frente a situaciones que pueden requerir, o sea pueden necesitar sin poner en riesgo vital a la persona que se posterguen, probablemente se van a postergar para privilegiar la liberación de camas y de capacidades para atender a quienes tienen el COVID-19.

Ahora, además de camas se necesitan insumos, se necesitan medicamentos, se necesitan mascarillas, se necesita equipo para proteger al personal de salud que es fundamental en este tipo de situaciones. Y además se requieren recursos humanos capacitados porque no sacamos nada con que los recursos humanos tengan todo lo que necesiten y las camas disponibles si esos médicos y esas enfermeras entran en pánico porque no saben cómo atender un paciente, no quieren contagiarse, etcétera. Entonces se necesita además formar esos recursos humanos.

Entendemos que todos esos procesos de logística para asegurar los insumos, de planificación para liberar y asegurar las camas que sean necesarias y de formación están en curso. Ahora la gran pregunta es, ¿todos estos procesos van a estar a tiempo para cuando llegue la epidemia? Pues bien, ahí, lo que podemos decir es que, según lo que entendemos de los análisis de la autoridad federal de salud, es que hay en este momento en México todos los recursos necesarios para cubrir las necesidades del escenario uno, del cual acabamos de salir, y las del escenario dos y sobre todo del escenario dos A, es decir, la primera fase del escenario dos. Y que hay procesos de compra en curso para cubrir las necesidades del escenario tres.

Ahora, el escenario tres, que es el de epidemia generalizada, no da lo mismo según el tiempo en el cual se exprese. Entonces podemos tener el mismo número de personas que necesitan hospitalización y que necesitan cuidados intensivos, pero no da lo mismo que todas esas personas lo necesiten en el espacio de dos semanas a que lo necesiten en el espacio de tres o cuatro meses. Y la apuesta que están llevando adelante las autoridades mexicanas en este momento es que en México tengamos una epidemia más larga que en otros países, pero más espaciada en términos de la cantidad de casos en el tiempo. Es decir, que en vez de que los X casos, diez mil casos, que van a requerir, o siete mil casos, que puedan requerir cuidados intensivos lo requieran en el espacio de dos o tres semanas, no es lo mismo que si lo requieren en tres meses.

¿Qué significa concretamente? Que, si yo me enfermo y necesito esos cuidados, ojalá me enferme en un momento uno, y luego cuando le toque a otra persona enfermarse sea dos o tres días después cosa de que yo ya haya liberado la cama, el ventilador, los recursos humanos que estoy utilizando.

¿Hay cien por ciento de seguridad que eso vaya a suceder así? Nosotros desde la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud, y estoy seguro de que las autoridades federales también lo ven así, no hay cien por ciento de seguridad de que eso suceda de esta forma. Entonces sí tenemos que prepararnos para situaciones muy muy complejas.

Entendemos que se están haciendo las cosas bien, pero la planificación solamente se puede evaluar una vez que la circunstancia se presenta y ahí vamos a poder decir si se habían hecho cien por ciento bien las cosas o algunas cosas que fallaron. Algunas puede que hayan sido fallas de la planificación misma, otras van a ser fallas debido a la propia dinámica de la epidemia y otras son las fallas típicas que conoce todo sistema de salud cuando se pone en tensión, como seguramente lo vamos a vivir en México en los próximos semanas y meses.

¿La OPS/OMS tiene una previsión sobre cómo podrá evolucionar la epidemia en México? ¿Cuándo se imagina que se podrá llegar al pico de la enfermedad y cuál será la duración de la etapa crítica?

CM.- Si, lo que observamos en China es que el peak empezó a ceder al mes y medio de iniciada la epidemia. Ahora, también estamos pensando en el mes y medio cuando pensamos en el mes de enero que fue cuando realmente se empezó a hablar de esto a nivel internacional con más fuerza. Pero ya sabemos, hay antecedentes de que en realidad la epidemia en China estaba desde el mes de diciembre, incluso había signos de que empezó en el mes de noviembre.

Entonces podemos imaginar que en dos meses y medio empieza a ceder la epidemia, se alcanza el peak y empieza a bajar el número de nuevos casos y como está sucediendo hoy día en China, ya solo están teniendo casos importados. De haber sido el principal originador de casos contaminados por SARS CoV-2 ahora China no produce nuevos casos a menos que sean casos importados. Entonces, esa es una buena noticia.

Digo nuevamente que esto puede cambiar, estamos viendo que la dinámica de aceleración de la epidemia en Italia y en España no está siguiendo la misma dinámica que en China, está siendo muchísimo más fuerte, y todavía no vemos el declive del número de casos o del número de fallecimientos, todavía están avanzando lamentablemente con una curva muy muy abrupta en término de casos y muertes por día. Tenemos que ver cómo se va a desarrollar en Europa, y estamos aprendiendo todos los días de esa dinámica epidemiológica.

Nuevamente reitero que en México lo que está tratando de hacer la autoridad con las diferentes medidas que se están tomando es que esa curva que es muy muy abrupta en un corto tiempo sea más plana durante un periodo más largo. Entonces normalmente si resulta lo que se está haciendo aquí en México, vamos a tener un periodo epidémico probablemente mucho más largo que dos meses o dos meses y medio o tres meses, pero también con una expresión de los casos y de los casos graves más pausado en el tiempo, lo que le va a permitir al sistema de salud responder mejor. Yo pienso, no es una estimación científicamente respaldada, pero sí puedo pensar que fácilmente podemos estar con este problema por lo menos hasta el mes de julio o el mes de agosto.