El radón es la causa más importante de cáncer de pulmón después del tabaco

El radón, un gas radioactivo natural, inodoro, incoloro e insípido, es la causa más importante de cáncer de pulmón después del tabaco, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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Existen sets de medición de radón que cuestan a partir de unos 70 dólares.

Se genera espontáneamente porque es un descendiente de la cadena de desintegración natural del uranio, presente en todos los suelos.

Pero si bien al aire libre no es un problema, porque se disuelve en la atmósfera, dentro de las casas, escuelas y oficinas, se puede estar expuesto a niveles altos de concentración que a largo plazo pueden dañar la salud.

Hace décadas que la comunidad científica y las autoridades conocen su vínculo con el cáncer de pulmón, descubierto en la década de 1950 al estudiar el efecto que la exposición al radón tenía sobre la salud de los mineros.

Pero aún hoy muchos países no tienen políticas públicas de información sobre los niveles de radón ni políticas de prevención que regulen la construcción de casas nuevas en las zonas de mayor riesgo, para minimizar el impacto para la salud.

Entre 3 y 14% de los casos

La OMS estima que el radón causa entre 3 y 14% de todos los cánceres de pulmón en cualquier país.

Pero concretar más esa estimación general es muy difícil, según José Miguel Rodríguez, director de la Fundación Geoambiental, una organización española que lanzó hace dos años la campaña “Vive sin radón”.

Rodríguez explicó que existen muy pocos estudios epidemiológicos que vinculen directamente el número de casos de cáncer de pulmón con las zonas de mayores niveles de radón. Pero el vínculo está inequívocamente comprobado.

Según explica la OMS, al respirar las partículas radioactivas del radón se depositan en las células de la superficie de las vías respiratorias, donde pueden dañar su ADN y potencialmente causar cáncer de pulmón.

Distintos estudios en Europa, Estados Unidos y China confirmaron que incluso pequeñas concentraciones de radón, como las que se encuentran en las casas, conllevan riesgos para la salud y “contribuyen significativamente a la incidencia de cáncer de pulmón en todo el mundo”. Según Rodríguez, los daños se manifiestan después de una exposición de largo plazo, de años, a niveles muy altos.

Por otro lado el riesgo de sufrir cáncer de pulmón para una persona fumadora es mucho mayor cuando lo hace en una zona de alto nivel de radón.

De hecho, según la OMS, los fumadores tienen una vulnerabilidad al radón 25 veces mayor que los no fumadores.

¿Dónde suele haber más radón?

Los niveles de radón esencialmente varían de acuerdo a las características geológicas del subsuelo. El granito es el que mayor concentración de uranio tiene.

“Como norma general decimos que las rocas calcáreas tienen menos contenido de radón y las rocas graníticas más”, dijo Rodríguez. Además, tiende a concentrarse en las zonas más bajas de las casas, porque “el radón pesa nueve veces más que el aire”.

“Eso no quita que el gas pueda subir por las tuberías de ventilación de un edificio hasta una segunda o una terce-ra planta en un lugar de riesgo elevado”, matiza el especialista.

¿Cómo se puede conocer el nivel de radón en una casa?

La única manera de saber cuánto radón hay en un lugar de residencia o trabajo es haciendo una medición. Algunos países publican mapas orientativos que muestran los distintos niveles de radón por zonas.

Si no existen estos mapas pero se quiere saber cuánto radón hay en un edificio, Rodríguez recomienda ponerse en contacto con las universidades cercanas, con las facultades de geología o de física médica, para saber si existen estudios.

Por otro lado, existen kits de medición de radón que pueden comprarse a partir de un precio de 70 dólares.

La medición debe hacerse durante un mínimo de tres meses e idealmente, recomienda Rodríguez, en el invierno, cuando la bajada de presiones y las lluvias más frecuentes ofrecen mejores condiciones para que el radón entre en las casas.

La concentración de radón se mide en bequerelios por metro cúbico (Bq/m³), y como referencia de lo que es un nivel normal la OMS da 100 Bq/m³. Como contraste, la concentración media al aire libre es de 5 a 15 Bq/m³. En espacios interiores se han encontrado niveles de los 10 a los 10.000 Bq/m³, según la organización.

“Pero no hay un umbral por debajo del cual el riesgo sea cero”, matiza Rodríguez, “porque el riesgo es lineal”.

Según la OMS, el riesgo de cáncer de pulmón aumenta en 16% por cada incremento de 100 Bq/m³ en la media de concentración registrada a largo plazo.

¿Se puede remediar?

Lo ideal es construir las casas nuevas en zonas de riesgo con medidas específicas que, según Rodríguez, no son “excesivamente caras”.

Estas medidas, esencialmente, son sistemas de membranas que impermeabilizan el contacto entre el subsuelo y la construcción y sistemas de tuberías bajo la casa que extraen el radón e impiden que se filtre hacia adentro.

Una vez que la casa ya está construida y se detectan niveles altos de radón se pueden tomar distintas medidas de remediación, que varían según cada casa y que pueden requerir de obras interiores o exteriores.

Lo mejor, recomienda Rodríguez, es consultar cada caso con un experto. Si se encuentran concentraciones altas de radón en una casa, hay tiempo de tomar medidas para tratar de remediarlo, no hay que alarmarse.

Eso sí, matiza Rodríguez, “tampoco se arregla ventilando la casa 10 minutos al día”.

Fuente: REC