El sistema lagrimal está formado por la glándula lagrimal principal (fundamental en la producción de lágrima refleja); las glándulas lagrimales accesorias (glándulas de Wolfring, Manz y Krause), principales responsables de la secreción basal de lágrima; la conjuntiva bulbar; y la córnea. Tanto en la conjuntiva como en la córnea se ubican las células caliciformes secretoras del mucus que permite dar estructura a la película lagrimal.
El epitelio normal de la superficie ocular, corneal y conjuntival, es de tipo plano pluriestratificado no queratinizado y consta de 5 – 7 capas de células poligonales. En la conjuntiva existen además numerosas células caliciformes que contribuyen a la formación de la película lagrimal. En enfermedades, como ojo seco, este epitelio sufre cambios adaptativos reversibles que pueden o no estar asociados a inflamación. Uno de estos es la transición patológica a una superficie corneal y conjuntival queratinizada no secretora, caracterizada por la depleción de células caliciformes.
El ojo seco es en la actualidad uno de los motivos de consulta más frecuentes en la práctica oftalmológica. Desde abril de 2007 el Grupo de Trabajo Internacional de Ojo Seco (DEWS, Dry Eye Workshop) lo define como “una enfermedad multifactorial de las lágrimas y de la superficie ocular que provoca síntomas de incomodidad o molestias, alteración de la agudeza visual, e inestabilidad de la película lagrimal con daño potencial a la superficie ocular”. Se acompaña de incremento de osmolaridad de la lágrima e inflamación de la superficie ocular. Cuando un paciente consulta con síntomas el médico oftalmólogo realiza el diagnóstico en base a los síntomas y mediante un examen biomicroscópico y tests específicos que permiten evaluar la película lagrimal y el daño de la superficie ocular. Los objetivos principales del cuidado de los pacientes que padecen de la enfermedad de ojo seco son mejorar el confort ocular y la calidad de vida del paciente
La prevalencia oscila entre el 10 y el 20% de la población, aunque en poblaciones orientales se puede elevar a un 33%. Los factores de riesgo son el uso de computadoras, él uso de lentes de contacto y la cirugía refractiva, las alteraciones de hormonas sexuales y la terapia substitutiva en la menopausia, el ambiente con baja humedad relativa y otros factores menos frecuentes como el trasplante de médula ósea. En nuestro medio los efectos adversos de determinados fármacos (antiserotoninérgicos, antidepresivos, beta bloqueantes) y los efectos iatrogénicos de la medicación tópica crónica a nivel ocular (sobre todo colirios que llevan vasoconstrictores y que se venden sin receta) son también muy importantes.
Tanto la evaluación clínica como los exámenes de laboratorio (técnicas histológicas y citopatológicas) permiten poner en evidencia el daño de la superficie ocular y contribuyen a establecer una correlación clínica patológica con ojo seco, aún no del todo perfecta
¿Qué es la citología de impresión conjuntival?
La citología de impresión conjuntival (CIC), basada en la aplicación de filtros de acetato de celulosa sobre la superficie ocular, permite obtener muestras de las capas superficiales del epitelio para el consiguiente análisis citológico, inmunocitológico.
Esta metodología permite detectar cambios incipientes en el proceso de metaplasia escamosa, antes de que esta se haga clínicamente evidente e irreversible, y puede ser útil también para estudiar las células caliciformes conjuntivales, cuyo número estaría disminuido en pacientes con ojo seco severo. Este método, descrito originalmente por Egbert et al. En 1979, ha sido modificado y empleado en el estudio de diversas enfermedades de la superficie ocular.
La CIC es una técnica de utilidad en la evaluación de la superficie ocular en distintas enfermedades. Entre sus ventajas están el ser una técnica no quirúrgica y mínimamente invasiva, qué ocasiona escasas molestias al paciente
¿Cómo se realiza?
Para ello, tras la instilación de anestesia tópica, se aplican papeles filtros de acetato de celulosa de 5 × 5 mm2 en las zonas de la conjuntiva a estudiar bulbar y palpebral en las distintas zonas de las superficie ocular durante 5 segundos haciendo una leve presión. Las membranas son fijadas en etanol al 70%, y luego se tiñen con la técnica de Papanicolaou y son evaluadas bajo microscopio.
¿Cómo se expresan los resultados?
Se emplean diversos sistemas de graduación de la metaplasia escamosa, todos ellos basados en criterios citológicos cualitativos o cuantitativos. Entre los más conocidos se encuentran los Sistemas de Nelson, Tseng, Blades y Oroza. El sistema de graduación de Nelson considera la densidad, morfología, afinidad tintorial citoplasmática y la relación núcleo/citoplasma de las células epiteliales y caliciformes conjuntivales. Según este sistema, se pueden distinguir 4 estadios (0 a 3), siendo 0 y 1 normales, y 2 y 3 alterados. En nuestro laboratorio se emplea este ultimo.
Cabe destacar que su aplicación requiere personal entrenado tanto en la toma de muestras como en el procesamiento y evaluación.
¿Existen variaciones con otras técnicas?
A diferencia de la citología exfoliativa, la CIC mantiene la arquitectura tisular. Sin embargo, al igual que aquella, la CIC se ve limitada a las capas superficiales, sin aportar información sobre lesiones profundas, como ocurre con la biopsia.
Se pueden realizar variaciones de la CIC como es el cepillado conjuntival (Brush Citology) o las técnicas de fluorofotometria de flujo sobre la citología que permiten aplicar técnicas de biología celular y molecular diagnósticas.
Conclusión
La citología de impresión conjuntival es una prueba de anatomía patológica no invasiva, que no molesta al paciente, fácil de realizar (bajo anestesia tópica se aplican papeles de polimetilsulfona sobre la conjuntiva), fácil de procesar (tinción clásica como la hematoxilina-eosina sobre el mismo papel de recogida de muestra) y fácil de interpretar. Esta prueba nos da información sobre el número de células caliciformes, las alteraciones del epitelio corneal como la metaplasia escamosa y la presencia o no de células inflamatorias o eosinófilos, por lo que se puede establecer una buena correlación clínico patológica. Además la citología de impresión conjuntival no se ve influenciada por el sesgo clínico o del paciente y es económicamente viable.
Autor: Dra. Patricia Gentili – Especialista en Inmunología Clínica
Fuente: Fares Taie Instituto de Análisis