Desde que China cerró Wuhan el 23 de enero, las medidas de distanciamiento físico implementadas por los gobiernos regionales y nacionales de todo el mundo allanaron la curva de casos confirmados de COVID-19 y salvó 7,9 millones de vidas, según un reciente análisis, el primero en su tipo.
En el estudio se aplicaron nuevos algoritmos a los datos recopilados en Estados Unidos, China y Europa. La mayoría de las muertes, 7,2 millones, habría ocurrido en China, la fuente de la pandemia.
Las decisiones de los gobiernos estatales estadounidenses de cerrar escuelas, cancelar eventos públicos y confinar a las personas en sus hogares a partir de mediados de marzo salvaron unas 65.000 vidas. Sin esas directivas, el número de víctimas estadounidenses habría sido de cerca de 100.000 a mediados de abril, cuatro veces más de lo que ocurrió.
Durante el último mes, los pedidos de distanciamiento físico redujeron drásticamente el estrés en los hospitales de cinco estados de América de los que se disponía de datos precisos: California, Missouri, Ohio, Pennsylvania y Washington. Con las medidas de intervención establecidas, comenzando con la orden del gobernador de Washington, Jay Robert Inslee, del 11 de marzo, los cinco estados
necesitaron 21.576 camas de hospital para tratar a los pacientes con COVID-19. Si esos estados se hubieran abstenido de emitir órdenes de distanciamiento físico, el número de camas de hospital necesarias para satisfacer la demanda habría totalizado más de 241.000.
Las conclusiones se obtuvieron al evaluar datos de bases de datos científicos abiertos y compartidos en China, España, Estados Unidos y otras naciones. Se aplicaron algoritmos que incorporaban resultados de análisis de otros equipos de investigación en todo el mundo, para alcanzar nuevas estimaciones del impacto de la epidemia de COVID-19.
Hasta la fecha, el SARS-CoV-2 ha producido más de 2,1 millones de infecciones confirmadas y más de 140.000 muertes en todo el mundo. Los hallazgos del estudio aclaran más que cualquier proyección anterior cuán significativo ha sido el distanciamiento físico para reducir la mortalidad y frenar la presión sobre los sistemas de atención médica en Estados Unidos y en todo el mundo. Brindan orientación esencial a las autoridades de Estados Unidos y otras naciones que se están preparando para levantar el encierro y revivir el comercio que se detuvo deliberadamente durante el último mes.
Las estimaciones del modelo indican que las políticas de confinamiento pueden reducir el número máximo de hospitalizaciones, y se podría evitar que el sistema de atención médica, que ya está trabajando a su capacidad máxima, se vea abrumado aún más. Esto claramente conducirá a una reducción significativa en el costo médico y las posibles muertes.
Aunque algunos investigadores advierten que se debe ser cauteloso. Aplanar la curva reduce en gran medida la propagación del virus a corto plazo. Pero también conduce a una epidemia más prolongada, con un número similar de personas posiblemente infectadas al final. A menos que se desarrollen rápidamente estrategias inteligentes a largo plazo y un tratamiento más efectivo para los casos graves de COVID-19, es posible que solo se hayan pospuesto muchas de estas muertes.
Junto con los hallazgos de una menor mortalidad en China y Estados Unidos, las conclusiones sobre el distanciamiento físico indican que, a mediados de abril, el confinamiento deliberado salvó 124.000 vidas en Corea del Sur, 155.000 en Italia, 73.000 en España, 71.000 en Francia, 30.000 en Alemania y 30.000 en el Reino Unido.
El número de vidas salvadas son estimaciones basadas en números registrados de muertes, que no son completamente precisos. Por ejemplo, en la última mitad de marzo, casi un tercio de las muertes por COVID-19 en España se atribuyeron a otras causas. El estado de New York también indicó inconsistencias similares en su registro oficial de muertes por COVID-19.
Otro algoritmo personalizado para las bases de datos en España y Estados Unidos, para identificar con mayor precisión los factores de riesgo que conducen a la mortalidad por COVID-19, encontró que a partir del 17 de marzo, 67% de los ingresos a las unidades de cuidados intensivos españoles, y 95% de las muertes ocurrieron entre pacientes mayores de 60 años. El riesgo de enfermedad grave y muerte fue mucho mayor para los hombres, que conformaban 59% de los ingresos en unidades de cuidados intensivos (UCI) y 61% de las muertes.
En los Estados Unidos, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, 78% de las admisiones en la UCI y 71% de las hospitalizaciones fuera de la UCI ocurrieron entre personas con una o más afecciones de salud subyacentes. Estas incluyen, entre otros, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y enfermedad cardiovascular.1
Los hallazgos ayudarán a Estados Unidos y otras naciones a desarrollar políticas y prácticas más específicas para reanudar la actividad comercial normal. Es crucial que los gobiernos desarrollen políticas de mitigación que protejan a los grupos de mayor riesgo, lo que a su vez aliviará la demanda de recursos de atención médica para los otros grupos. Esto ayudará a evitar que los sistemas de salud de todo el mundo se vean sobrepasados.
Referencias
- Los datos utilizados para este algoritmo fueron suministrados por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social de España, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
Fuente: REC