La ocurrencia simultánea de dos brotes epidémicos en Brasil, dengue y COVID-19, está saturando sus instalaciones de salud y podría llevar al colapso a su sistema sanitario, advierten especialistas.
Lo mismo podría pasar en otros países de América Latina, donde aproximadamente 500 millones de personas están en riesgo de contraer dengue, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Para muchos de esos países, tener que luchar simultáneamente con dos brotes supondrá un desafío sanitario sin precedentes en la región.
En Brasil, “estamos en vísperas de alcanzar el pico de la COVID-19”, señaló la bióloga Camila Lorenz, investigadora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (USP), quien también alertó que “no hay suficientes unidades de cuidados intensivos para acomodar ni siquiera a 25% de todos los pacientes hospitalizados con COVID-19”.
Cuando ocurrió el primer caso de COVID-19, en la ciudad de São Paulo, el 2 de marzo pasado, el país ya enfrentaba una severa epidemia de dengue que no se ha detenido. Hasta comienzos de mayo se habían registrado más de 676.000 casos probables y 265 fallecimientos, según el Ministerio de Salud de Brasil.
Esto representa un aumento de aproximadamente 20% respecto del mismo periodo del año anterior. En 2019, 2,3 millones de personas contrajeron dengue a lo largo y ancho del país.
“El dengue y la COVID-19 tienen síntomas iniciales muy similares, lo que dificulta su identificación en estadios tempranos porque comparten características clínicas y de laboratorio en las primeras etapas”, precisó Lorenz.
Ella aseguró que ya hay casos de coronavirus que han sido erróneamente diagnosticados como dengue en los exámenes clínicos, que generalmente detectan dolor de cabeza y fiebre. Pero también puede estar ocurriendo lo inverso: casos leves de dengue que se registran como COVID-19, señaló.
“Las coinfecciones con arbovirus como el dengue y el SARS-CoV-2 todavía no han sido bien estudiadas. Sin embargo, es muy probable que ocurran estos casos en regiones donde hay brotes de dengue y COVID-19 al mismo tiempo”, precisó Lorenz.
“Además de contribuir a aumentar las tasas de subregistro de COVID-19 y de dengue, la confusión en el diagnóstico también puede evitar que se brinde un tratamiento apropiado para la enfermedad en una etapa temprana”, aseveró.
Aclaró que los casos más severos de dengue y COVID-19 sí son completamente diferentes, pero para entonces ambas enfermedades ya tendrán un mal pronóstico.
“El SARS-CoV-2 causa síndrome respiratorio agudo, mientras que los casos más severos de dengue son hemorrágicos, caracterizados por sangrado”, explicó.
Para Lorenz, lo ideal sería aumentar la capacidad de pruebas masivas de dengue y COVID-19.
Sin embargo, la falta de pruebas dificulta luchar contra el brote de COVID-19 en Brasil. El país no ha podido realizar extensas pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en tiempo real. “Es un método preciso pero más costoso y lento que las pruebas rápidas para detectar anticuerpos”, sostuvo.
La situación no es muy diferente en el caso del dengue. “Hay muchas pruebas rápidas para detectar el dengue, pero si se aplican cuando la persona no está produciendo aún los anticuerpos, hay más posibilidades de que arroje un falso negativo”, precisó Ester Cerdeira Sabino, investigadora de la Escuela de Medicina de la USP.
Por lo tanto, se recomienda que los casos sospechosos de dengue también se sometan a pruebas de laboratorio más rigurosas. “Pero la capacidad de realizar estas pruebas también es limitada debido a la alta demanda durante un brote de dengue”, puntualizó Sabino.
Desafío para América Latina
Aunque el brote es más severo en Brasil, el dengue también es una preocupación para otros países de América Latina y el Caribe. En 2019, la región registró más de 3 millones de casos confirmados, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“En las primeras cuatro semanas de 2020, países como Bolivia, Honduras, México y Paraguay reportaron un aumento de hasta tres veces en el número de casos de dengue comparado con el mismo periodo del año anterior”, señalaron investigadores de diversos países latinoamericanos1.
A modo de comparación, la OPS notificó el 11 de mayo 362.810 casos confirmados y 20.230 muertes por COVID-19 en América Latina y el Caribe.
Científicos de Ecuador y Colombia expresaron su preocupación sobre el riesgo de que aumenten las tasas de co-infección entre la COVID-19 y el dengue, lo que empeoraría la situación epidemiológica en los países tropicales y subtropicales.
En varios países latinoamericanos, el número de casos de dengue tiende a aumentar entre marzo y abril debido a la estación de lluvias y las altas temperaturas, confirmó Alexander Roberto Precioso, director del Centro de Seguridad Clínica y Manejo de Riesgos del Instituto Butantan de São Paulo.
“Por lo tanto, los casos de dengue deberían disminuir de ahora en adelante –añadió Precioso–. Sin embargo, la tasa de incidencia de dengue a lo largo del año ha aumentado recientemente. Hay regiones en Brasil que apenas informaban algún caso de dengue, pero ahora tienen infecciones todo el año”.
Un ejemplo es el estado de Paraná, en la región sur del país, que experimenta una epidemia sostenida de dengue desde 2019. Según el gobierno del estado, en los últimos nueve meses se han registrado 105 fallecimientos y más de 114.000 casos de la enfermedad.
Paraná durante años casi no tuvo casos de dengue. “Esto muestra cómo está cambiando la epidemiología del dengue en Brasil y también en otros países como Argentina”, que tienen climas más templados, con temperaturas más bajas, complementó Precioso.
Una hipótesis del investigador es que el calentamiento global ha contribuido a que el mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, se haya propagado a lugares donde antes no circulaba.
Pero Precioso advirtió que incluso si los casos de dengue disminuyen en los próximos meses, con la llegada de la temporada invernal a la región, otras enfermedades, como la fiebre zika y el sarampión, permanecerán junto con la epidemia del COVID-19.
La más reciente alerta epidemiológica de la OPS mostró que entre el 1 de enero y el 10 de abril de 2020, siete países de la región informaron 1.104 casos confirmados de sarampión: Brasil (909 casos, incluidas 4 muertes), México (124 casos), Argentina (54 casos, incluida 1 muerte), Estados Unidos (12 casos), Chile (2 casos), Uruguay (2 casos) y Canadá (1 caso).
En Brasil se produjo 88% del total de casos confirmados en la región.
Referencias:
- Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí.
Fuente: REC