A modo de disparador, respondámonos estas preguntas iniciales:
- ¿Cuenta con un Programa de exámenes de análisis clínicos al lado del paciente?
- ¿En su Servicio, cuenta con un grupo de vigilancia clínico-técnica que incluya, entre otros, al ingeniero biomédico?
- ¿Forma parte del Comité de Exámenes al lado del paciente o de Ética o de Seguridad del paciente?
- ¿Desarrolla o participa en Programas de Asesoría y acompañamiento al Equipo de Salud desde el Laboratorio Clínico?
- ¿Garantiza oportunidades de buena gestión en antibioticoterapia ante posibles infecciones intrahospitalarias o en instancias de infecciones asociadas al cuidado de la salud?
- ¿Adquirió competencias, desarrolló y planificó las acciones para suministrar Asesoría al personal asistencial?
- ¿Qué participación tiene en la gestión de la queja a través de los grupos operativos para retroalimentar al sistema?
- Sabemos que la norma ISO 9001:2015 se enfoca en el riesgo y en ese sentido, ¿cuál es el programa de prevención de riesgo de nuestro servicio y cómo se hizo el diseño de registro de eventos para trabajar en prevención del riesgo?
- Facturación de prácticas, ¿quién, cómo, dónde, cuánto?
- ¿Qué porcentaje de los costos de salud representan, en el diagnóstico clínico, las prácticas bioquímicas?
Podría anticipar que, ante las respuestas que cada uno de los lectores haya expresado para sí mismo, nos encontramos frente a un escenario de debilidad. En realidad el problema no es el dispositivo o los dispositivos POCT sino la falta de política al respecto y, en este aspecto, debemos reconocer que “Debemos hacernos cargo”.
Existen normativas internacionales, que si bien no son obligatorias son una excelente plataforma para instrumentar y llevar adelante la incorporación de las prácticas de POCT bajo la responsabilidad de los bioquímicos: ISO 22870 e ISO 15189 o las Normas CLSI POCT 04 A2 y desde los programas de acreditación externa y gestión de la calidad la C.A.P. y la JOINT COMISSION, son los que lideran estos programas. En futuras entregas haré un reporte, lo más completo posible, sobre la normativa legal al respecto y los vericuetos y parches que se fueron haciendo, siempre con la mirada cortoplacista de incrementar el mercado y no con la decisión de asegurar incumbencias para la protección de la salud de toda la población.
A partir de las entrevistas a pacientes acerca de la percepción del servicio y los resultados concretos y específicos en la mejora de su estado de salud, queda demostrado la importancia de validar el rango de medición, el rango del Quality Control (QC), la validación del instrumento propiamente dicho, la seguridad del sistema operativo y la demostración de competencias de usuarios para POCT; siendo este último aspecto, el de mayor deficiencia.
Para los bioquímicos, en los laboratorios de análisis clínicos, el QC es algo cotidiano y habitual pero no lo es para el médico ni para la enfermera; por lo que no sólo hay trabajar en este aspecto sino que también, debemos estudiar y definir políticas adecuadas para atender el impacto que generará la incorporación de la tecnología POCT, sin olvidar que la premisa siempre es Mejorar la Calidad de Vida de cada integrante de la sociedad.
Marianne Mulder en su publicación Healt Economics for POCT testing deja claro el impacto del costo en salud, debido al costo incremental por el envejecimiento poblacional. Define y clasifica eficazmente el costo por patología y prevalencia muestrando que, por ejemplo en el caso de la Diabetes tanto DBT 1 como DBT 2, el 10,8% del costo total es consumido por el cuidado de estos pacientes; lo que representa la suma de aproximadamente 1.437 dólares/paciente/año.
Paradójicamente, mientras los resultados de laboratorio influyen en más del 70 % de las tomas de decisiones clínicas y conforman el 94% de los datos objetivos de las Historias Clínicas, representan tan solo el 2 % de los costos del diagnóstico, en términos de Salud. Así, la Economía de Salud nos ayuda a tomar decisiones, ya que el costo de la enfermedad no resuelta y el impacto de su morbimortalidad, más allá de estudios comparativos y frente a la gran oferta tecnológica, implican que nos preguntemos:
La incorporación de POCT, ¿es mejor que lo que tenemos? ¿Por qué? ¿En qué casos
¿Recopilamos evidencia de calidad, en función de la pertinencia basada en el beneficio de los pacientes?
Si invertimos en la prestación de esta tecnología, ¿lo liberamos o limitamos el uso? ¿Lo podemos pagar? ¿Es costo beneficio adecuado, su uso? Aunque en esta última cuestión, vale tener en cuenta el ejemplo del uso de biología molecular en Medicina Transfusional, que no siempre es costo beneficio apropiado, en prima facie su implementación; pero si extendemos la mirada a futuro, en cuanto a la calidad de vida y los costos en salud por su “no uso”, claramente resulta beneficioso.
Como ya es posible percibir, en POCT también debemos trabajar en forma colaborativa teniendo en cuenta el valor ajustado a la calidad de vida, en año de vida por tratamiento efectivo y calcular el índice de la relación incremental ICER (definido como el costo incremental en relación con los beneficios). Debemos desarrollar la estrategia como si se tratara del desarrollo de un caso de negocios, identificando los costos y las oportunidades de valor, los riesgos y obstáculos, el propósito y la justificación, los resultados clínicos, que en definitiva, representan el verdadero beneficio del negocio, que no es estrictamente lo económico.
Su instrumentación requerirá además: la justificación respecto del departamento al cual será aplicado, los resultados clínicos a los que se aspira y el cronogramas de tareas a llevar adelante, transversalmente en el tiempo.
Liderar, recrear y capacitar a grupos de interés para cuestionar el statu quo de los diferentes espacios clínicos, es tarea del bioquímico. Conocer la percepción de los actores del equipo de salud, identificar cómo se modifican sus actuaciones y en qué magnitud sus sesgos dañan al paciente, cuando las mimas no encajan con los resultados que producimos; es algo que hoy no podemos desatender y a lo cual, el cambio de paradigma de la Atención Bioquímica, intenta dar solución.
En el documento 3 se abordarán específicamente, las ventajas y desventajas del POCT para generar una reflexión personal y contextualizar el debate en el Colectivo Profesional.
Autor: Dr. José Magariños – Docente autorizado de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Bioquímico especializado en Inmunohematología y Bancos de Sangre, Coordinador docente y Bioquímico del Laboratorio de Terapia Intensiva y Urgencias del Hospital de Clínicas José de San Martín.
Fuente: Atención Bioquímica