“Nos enfocamos en estudiar los glóbulos blancos, porque ahí vamos a ver blastos. Tomamos una muestra de los glóbulos de una persona sana y una enferma y los miramos con nuestro microscopio para obtener el índice de refracción, que es una de las características que podemos obtener con el interferómetro, y lo medimos”.
Así explica el procedimiento la investigadora Caori Alejandra Organista Castelblanco, magíster en Ciencias Físicas de la U.N., quien trabajó en su tesis en la adaptación de esta tecnología desarrollada en Estados Unidos y por medio de la cual se caracterizan los blastos; estas son células formadoras de sangre que no maduran correctamente y circulan en el torrente sanguíneo de los pacientes que sufren de leucemia.
Dicha información les permitió identificar una diferencia entre el índice de refracción de las células sanas y el de los blastos para establecer un parámetro de distinción que permita identificar la presencia de la enfermedad. Tales propiedades no se habían medido en células enfermas en estudios anteriores.
Con el microscopio DPM, además de ver la amplitud del campo de la luz transmitida por un objeto, se obtiene información de la diferencia de fase: “esto quiere decir que cuando tenemos una célula semitransparente y la atravesamos con luz podemos estudiarla para entender ciertas características de lo que pasa en su interior”, explica la investigadora.
El microscopio funciona con el principio de interferometría, que consiste en iluminar un objeto con un láser de helio-neón para generar un interferograma a partir de cual se hace una reconstrucción digital para analizar las imágenes obtenidas.
La motivación de este proyecto es encontrar una alternativa a las pruebas de diagnóstico implementadas en la actualidad, las cuales requieren análisis citométrico de muestras de médula ósea, o marcación de sangre periférica, para contar las células cancerígenas presentes a través de microscopía óptica. Sin embargo, estas técnicas resultan invasivas para los pacientes.
“Queremos evitar un poco la demora que implican estos procedimientos y llevar un diagnóstico más económico a lugares alejados de los centros urbanos; que solo con una gota de sangre se pueda decir si una persona tiene leucemia o no”, manifiesta la magíster.
Trabajo colaborativo
Para convertirse en una realidad, el estudio contó con el apoyo de profesionales de distintas disciplinas. Se destaca el apoyo del profesor Gabriel Popescu, director del grupo de investigación Quantitative Phase Imaging, del Instituto Beckman, en la Universidad de Illinois, quien en su tesis de doctorado desarrolló el microscopio y participó en la formulación del proyecto de investigación para traerlo a Colombia.
Otra persona clave fue el doctor Leonardo Enciso, del Instituto Nacional de Cancerología, quien guió e ilustró a la investigadora en el componente biológico del estudio, demostrando la importancia del trabajo interdisciplinar en la ciencia.
De igual manera la doctora Marcela Camacho, profesora del Departamento de Biología de la U.N., participó en la preparación de las muestras y aportó con su criterio investigativo al proceso de diferenciación entre una célula sana y una enferma.
Fuente: dicyt.com