Chad: Un parásito casi erradicado de los humanos, ahora afecta a los perros

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El Dr. Mark L. Eberhard, parasitólogo del Centro Carter, examina un gusano de Guinea en Bongor, Chad.

Martoussia, el perro que es celebridad del momento en Kakale Massa, una remota aldea de pescadores, jadea agitadamente bajo el toldo donde se halla encadenado.

Laures Dossou, segundo desde la izquierda, del Centro Carter, extrae un gusano de Guinea de la pata de un perro.

Aun así, permanece tranquilo mientras se arremolina la multitud. Los niños miran boquiabiertos mientras voluntarios con guantes blancos extraen con cuidado un gusano de Guinea (Dracunculus medinensis), de 30 cm de longitud, de la pata del perro y científicos estadounidenses le preguntan a su dueño, un pescador, cuántas lombrices ha tenido Martoussia.

Se le pregunta al jefe de la aldea, Moussa Kaye, de 87 años, sobre la última vez que un aldeano tuvo una lombriz. “Hace más de 40 años”, contesta. En este árido país de África Central, la lucha global para eliminar un horrendo parásito humano se ha topado con un serio contratiempo: los perros.

Están siendo infectados por el gusano de Guinea y nadie sabe por qué. “Si no se halla pronto la respuesta, o si los gusanos empiezan a propagarse a otras especies –se han hallado algunas en gatos y babuinos– se podrían desmoronar 32 años de labor para acabar con este flagelo”, dijo Mark L. Eberhard, parasitólogo en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

Una vez que un patógeno invade sin control una población animal, su erradicación es poco probable. En la década de 1930, la campaña para erradicar la fiebre amarilla llegó a su fin cuando los científicos se dieron cuenta de que los monos eran reservorios del virus.

En 1986, cuando el Centro Carter, el grupo filantrópico global fundado por el ex presidente James Earl Carter, Jr., lanzó la campaña de erradicación, alrededor de 3,5 millones de personas en 21 países tenían los gusanos. El año pasado, se hallaron sólo 30 casos humanos: la mitad en Chad y la mitad en Etiopía.

Sin embargo, el año pasado, más de 800 perros en Chad tenían los gusanos. Los canes no pueden infectar personas, pero podrían llevar los gusanos a los estanques de los que bebe la gente, que es la manera en que los humanos normalmente se infectan.

“Aún no han provocado un brote grave en humanos, pero ésa es mi pesadilla”, dijo Ernesto Ruiz-Tiben, quien dirige la campaña del Centro Carter.

Los gusanos son sinónimo de dolor atroz. El nombre formal de la enfermedad es dracunculosis: “afección por pequeños dragones”. Luego de que las larvas son ingeridas, se abren paso de los intestinos a justo debajo de la piel, donde se reproducen y crecen. Finalmente, la hembra exuda ácido de su cabeza, creando una ampolla dolorosa, usualmente en la pierna o elpie, pero a veces en la cavidad ocular o en los genitales. Cuando se revienta la ampolla, emerge la hembra, un útero de 90 centímetros de largo.

El dolor agudo inevitablemente lleva a la víctima a agua refrescante, donde la hembra libera sus larvas microscópicas. Para continuar el ciclo de vida, deben ser consumidas por diminutas criaturas acuáticas llamadas copépodos.

En un principio, los científicos supusieron que los perros quedaban infectados tras beber el agua. Pero los casos humanos y caninos casi nunca son hallados en las mismas aldeas.

Los expertos entonces supusieron que los peces que comen copépodos eran los culpables. Los aldeanos que los limpiaban les daban las entrañas a sus perros. El gobierno pidió a los aldeanos que dejaran de hacerlo, pero persistieron las infecciones.

Ahora, ha surgido un nuevo sospechoso: las ranas. Los renacuajos comen copépodos, que podrían sobrevivir en la piel mientras crecen. Los expertos del Centro Carter enviaron larvas de las ranas a Estados Unidos para realizar pruebas. El centro considera que 60.000 perros en 1.800 aldeas son susceptibles. Se ha rechazado que sean sacrificados.

La gente los necesita para cazar y para proteger las chozas de los ladrones, a los cultivos de los babuinos y al ganado de las hienas. Al mismo tiempo, el centro está frustrado porque la erradicación está tomando demasiado tiempo. Ahora está usando la vergüenza como una táctica. Sus actualizaciones incluyen caricaturas de una carrera internacional. En la más reciente, los corredores que representan a Sudán del Sur y Mali han roto el listón, mientras que Etiopía y Chad están rezagados.

Ruiz-Tiben describió a Idriss Déby Itno, presidente de Chad, como “pasivo” respecto al esfuerzo. Sin embargo, Philippe Tchindebet Ouakou, coordinador nacional de Chad para la erradicación del gusano de Guinea, afirmó que Déby desea terminar con la plaga, pero admitió que no le ha dado una fecha límite.

Fuente: REC