Investigadores del Instituto de Microbiología Clínica de la Universidad de Zürich (Suiza) han descubierto una nueva cepa de la bacteria Mycobacterium tuberculosis resistente a cuatro antibióticos diferentes, en varios refugiados llegados a Europa a lo largo de 2016, procedentes del Cuerno de África.
La detección de patógenos resistentes a los antibióticos son parte habitual del trabajo diario de este centro de investigación pero, a diferencia del resto, el caso detectado por primera vez en febrero de 2016 en un refugiado somalí del centro de refugiados de Chiasso fue extraordinario ya que presentaba una nueva combinación de mutaciones que generaban resistencias hasta ahora no descritas.
La resistencia a múltiples fármacos hace que sea necesario aislar a las personas portadoras de estas bacterias y someterlas a tratamiento con medicamentos por vía intravenosa en un hospital durante varios meses.
En los meses posteriores al descubrimiento se descubrió el mismo germen resistente en un total de ocho pacientes, todos ellos procedentes del Cuerno de África, de Somalia, Eritrea y Djibouti, lo que puso en alerta a los centros de biología molecular de toda Europa.
De hecho, un laboratorio alemán cercano a Hamburg registró un caso con el mismo patógeno, cuyas características ya han sido transferidas al Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) para poder estar alerta ante posibles casos. En todo este tiempo se ha identificado un total de 21 casos, todos procedentes del
Cuerno de África o Sudán.
Los investigadores celebran que gracias a su alerta se ha logrado impedir que el patógeno se extienda y las autoridades hayan tomado medidas preventivas. Además, los análisis genético-moleculares y las entrevistas con pacientes permitieron a los investigadores reconstruir parcialmente la cadena de infección.
Los datos indican que el patógeno de la tuberculosis se propagó entre los migrantes en un campo de refugiados cerca de Bani Walid, en Libia. El superpoblado campamento, a unos 180 kilómetros al sureste de Trípoli, es conocido por su falta de higiene y condiciones inhumanas. Varios de los pacientes diagnosticados con esta cepa pasaron por este campamento antes de llegar a Europa.
Y aunque ya no es posible identificar con cierto grado de certeza al primer paciente que introdujo la bacteria en dicho campamento, los científicos creen que el patógeno se originó en el norte de Somalia, donde es probable que haya desarrollado esa nueva y peligrosa combinación de resistencias como resultado de mutaciones.
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Fuente: REC