Las células humanas contienen 23 pares de cromosomas, que proporcionan una dosis génica adecuada para el correcto desarrollo embrionario y las funciones fisiológicas. La presencia de anomalías en el número de cromosomas de las células de un embrión puede influir negativamente en su implantación en el útero, así como en el desarrollo embrionario y fetal, además de aumentar el riesgo a tener complicaciones durante el embarazo.
En los últimos años, el desarrollo de las técnicas de cribado prenatal no invasivas ha hecho posible detectar con precisión y sensibilidad la presencia de ciertas anomalías cromosómicas en el feto, principalmente trisomías de los cromosomas 13, 18, 21, X e Y.
Estas técnicas están basadas en el análisis del ADN fetal circulante en el plasma materno. A través de diferentes algoritmos, los investigadores estiman si la proporción de material hereditario de los cromosomas mencionados es la que corresponde a las dos copias cromosómicas esperadas, o si bien hay un exceso que indique que hay más cromosomas de los que deberían.
La secuenciación del ADN libre en el plasma materno tiene el potencial de analizar todos los cromosomas. No obstante, en la actualidad, el método está optimizado y validado únicamente para las alteraciones en el número de cromosomas de los pares 21, 18 y 13 (cuyas trisomías dan lugar a algunos de los síndromes cromosómicos más comunes) y los cromosomas sexuales X e Y.
En el trabajo, los investigadores decidieron explorar la utilidad clínica de analizar, no sólo unos pocos cromosomas, sino todos ellos. Para ello, secuenciaron el genoma completo del ADN libre de casi 90.000 muestras de plasma materno. Para cada una de las muestras, el equipo calculó un índice de calidad cromosómica que indicaba la probabilidad de que el feto tuviera dos copias de cada cromosoma. En aproximadamente un 0.43% de las muestras se detectó que el índice de calidad era menor de 0.5, lo que sugería la presencia de anormalidades cromosómicas, principalmente trisomías poco frecuentes localizadas en los autosomas o cromosomas no sexuales. Dentro de estas trisomías, las más frecuentes correspondían a aquellas que afectaban a los cromosomas 7, 15, 16 y 22.
En 52 de los casos clasificados como de contenido cromosómico anormal, los investigadores disponían de información relativa al embarazo o de pruebas citogenéticas realizadas durante el mismo. Esto permitió correlacionar la presencia de trisomías poco frecuentes en los autosomas con un incremento en el riesgo a que ocurrieran eventos no deseados durante el embarazo, como por ejemplo, abortos. En este contexto, se encontró que 22 de las muestras con contenido cromosómico anormal estaban asociadas a abortos tempranos u otras complicaciones.
Los investigadores señalan que el índice de calidad cromosómica aplicado al genoma completo puede resultar de gran utilidad como herramienta clínica que avise de la conveniencia de revisar los resultados de secuenciación de ADN fetal circulante de forma más detallada. Siguiendo esta aproximación, recomiendan ofrecer a los pacientes la opción de recibir los resultados de las pruebas respecto a todos los cromosomas. Por último, reconocen que todavía es necesario investigar más para determinar la utilidad clínica de informar sobre las aneuploidías de cualquier cromosoma.
“Hemos encontrado que los embarazos en serio riesgo de complicaciones eran aquellos con niveles muy elevados de células anormales en la placenta.” Señala Mark D. Pertile, investigador en el Murdoch Childrens Research Institute de Melbourne y primer autor del trabajo. “Nuestros resultados sugieren que los pacientes deberían de recibir la opción de recibir los resultados de las pruebas respecto a los 24 cromosomas.”.
Investigación original: Pertile MD, et al. Rare autosomal trisomies, revealed by maternal plasma DNA sequencing, suggest increased risk of feto-placental disease. Sci Trans Med. 2017. Doi: http://dx.doi.org/10.1126/scitranslmed.aan1240
Artículo original: Sequencing all 24 human chromosomes uncovers rare disorders.
Fuente: Revista Genética Médica