De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 50.000 a 90.000 nuevos casos de la forma más seria de la enfermedad, la leishmaniosis visceral, ocurren anualmente en todo el mundo. De los nuevos casos de leishmaniosis visceral que la OMS recibió en 2015, el 90% provino de siete países: Brasil, Etiopía, India, Kenya, Somalia, Sudán y Sudán del Sur.
Los parásitos que causan la leishmaniosis son capaces de sobrevivir en un estado latente hasta siete días e incluso más. El estudio comparó el parásito Leishmania braziliensis en una forma proliferativa llamada amastigote hallada en el flebótomo, y en la forma encontrada en un mamífero huésped, los ratones.
Se caracterizaron algunos procesos biológicos clave y se descubrió que toda la maquinaria de síntesis de proteínas estaba apagada, mientras el parásito vivía en un estado de ahorro de energía.
Pocos medicamentos están disponibles para tratar esta enfermedad mortal y mutiladora, y muchos de ellos han perdido o están perdiendo su eficacia, con el agravante de que las personas afectadas suelen ser pobres. Esto hace que el desarrollo de nuevos medicamentos no sea una actividad rentable para las compañías farmacéuticas.
El parásito permanece latente para asegurar su supervivencia en períodos largos. Puede ser debido a la resistencia a los medicamentos, lo que significa que el parásito ha adquirido una mutación que le permite, por ejemplo, reducir el medicamento, pero en muchos casos se observó que el tratamiento no funciona en ausencia de la resistencia al medicamento. Las condiciones ambientales y el mecanismo molecular que dispara este proceso no se han terminado de comprender por completo aún.
El parásito que permanece latente amenaza su gestión. Incluso áreas originalmente declaradas libres de leishmaniosis posiblemente no lo estén, por lo cual la transmisión continua es posible.
Es urgente enfatizar en los métodos preventivos, incluyendo la educación masiva, la necesidad de tamizar para la sangre usada en transfusiones y aumentar los fondos para la investigación, especialmente en los exámenes de susceptibilidad a medicamentos, para establecer si la resistencia a las medicinas es o no la responsable en aquellos que tienen la enfermedad. También está la necesidad de desarrollar medicinas dirigidas a las especies en hibernación.
Los hallazgos del estudio podrían beneficiar áreas de mayor riesgo, especialmente en el Este africano, América Central y Suramérica. Hay una necesidad de reconocer la existencia de la enfermedad y de incorporarla en los planes estratégicos de los ministerios de salud.
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Fuente: REC