Para desarrollar el modelo, el grupo se basó en los datos de pacientes que habían muerto al cabo de entre cinco y quince años de sufrir la infección, así como en los conocimientos que se tienen hasta ahora sobre los procesos biológicos del VIH.
“La naturaleza del VIH le permite viajar a través de la barrera hematoencefálica en macrófagos infectados dos semanas después de la infección. Pero los fármacos antirretrovirales, terapia de elección para el VIH, no pueden penetrar con tanta facilidad en el cerebro”, explica Weston Roda, autor principal del estudio. De esta manera, se produce lo que se conoce como un reservorio viral, un lugar en el cuerpo donde el virus puede permanecer latente y que resulta de difícil acceso para los fármacos.
Tratamientos más ajustados
Antes de esta investigación, los científicos solo podían estudiar la infección cerebral a través de la autopsia. Según los autores, el nuevo modelo permite conocer la progresión y el desarrollo de la infección por el VIH en el cerebro del paciente. Mediante esta información, la terapia antirretroviral para reducir la infección activa se puede adaptar de manera más precisa.
“Cuanto mejor comprendamos y podamos dirigir el tratamiento hacia reservorios virales, más cerca estaremos de desarrollar estrategias de supresión total para la infección por VIH”, señala Roda. Los científicos de la Universidad de Alberta también han empezado a investigar la creación de un aerosol nasal a través del cual se pueda administrar la terapia medicamentosa de manera más adecuada. El nuevo modelo matemático les aporta información sobre la dosis y la tasa de mejora posible.
“Nuestros próximos pasos son entender otros reservorios virales, como el intestino, y desarrollar modelos matemáticos similares a este, así como entender las poblaciones de células infectadas en el cerebro”, comenta Roda. “La idea es determinar el tamaño de la población de células en las que el VIH permanece latente para que los médicos puedan desarrollar estrategias de tratamiento”.
Fuente: INVDES