Se infectaron cuatro monos macacos rhesus embarazados en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Wisconsin con una dosis de virus Zika similar a la que se transferiría a través de una picadura de mosquito y se encontró evidencia de que el virus estaba presente en el feto de cada mono.
Se trata de un nivel elevado –100% de exposición– del virus al feto, junto con la inflamación y lesión tisular en un modelo animal que refleja la infección en los embarazos humanos muy de cerca. Si la microcefalia es la punta del iceberg para los bebés infectados durante el embarazo, el resto del iceberg puede ser más grande de lo que la comunidad científica imagina.
Se hizo un seguimiento de los embarazos infectados en el primer o tercer trimestre, evaluando regularmente la infección materna y el desarrollo fetal y examinando el grado de infección en el feto cuando las gestaciones llegaban a término.
Tres de los fetos infectados tenían cabezas pequeñas, pero no tan pequeñas en relación con la normalidad para cumplir el estándar humano para diagnosticar la microcefalia, que es el resultado más llamativo y ampliamente discutido de la infección por virus Zika, ya que los médicos brasileños despertaron la alarma en 2014 cuando detectaron que en muchos bebés se había detenido el desarrollo del cerebro.
El nuevo estudio no encontró desarrollo anormal del cerebro, pero sí se descubrió una inflamación inusual en los ojos fetales, en las retinas y nervios ópticos, en los embarazos infectados durante el primer trimestre. Los ojos son básicamente parte del sistema nervioso central humano. El nervio óptico crece justo fuera del cerebro fetal durante el embarazo. Por lo tanto, tiene sentido observar este daño en los monos y en el embarazo humano, problemas como atrofia coriorretiniana o microftalmía en la que todo el ojo o partes del ojo simplemente no crecen hasta el tamaño esperado.
Las similitudes entre los embarazos de mono y las complicaciones reportadas en los embarazos humanos afectados por virus Zika, establecen además la infección en monos como una forma de estudiar la progresión de la infección y los problemas de salud asociados en las personas.
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Fuente: REC