Cortisol y obesidad

Pasar los días repletos de estrés y ansiedad podría aumentar el riesgo de tener sobrepeso u obesidad, según unos investigadores británicos. Los investigadores dijeron que encontraron un vínculo entre los niveles altos de la hormona del estrés, el cortisol, y el exceso de peso.

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“No sabemos qué se produjo primero, el mayor peso corporal o el nivel más alto de cortisol”, dijo el investigador principal, Andrew Steptoe, profesor de psicología de la British Heart Foundation en el Colegio Universitario de Londres.

Para realizar el estudio, el equipo de Steptoe analizó los niveles de cortisol en un mechón de pelo de unas tres cuartas partes de una pulgada (2 centímetros), cortado lo más cerca posible del cuero cabelludo. La muestra de pelo reflejaba los niveles de cortisol acumulados en los dos meses anteriores, indicaron los investigadores.

El cortisol es la hormona principal de estrés del cuerpo, y se desencadena cuando se tiene una respuesta de “lucha o huida” ante el peligro. Produce el beneficio de escapar del peligro, pero si los niveles de cortisol se mantienen altos de forma crónica, se asocia con la depresión, el aumento de peso, la ansiedad y otros problemas, según la Clínica Mayo.

El estudio incluyó a más de 2,500 adultos en Inglaterra de a partir de los 54 años de edad.

Los investigadores compararon los niveles de cortisol en la muestra con el peso corporal, la circunferencia de la cintura y el índice de masa corporal (o IMC, una medida aproximada de la grasa corporal basada en la estatura y el peso). También observaron cómo se relacionaban los niveles de cortisol con la obesidad persistente.

Los participantes con unos niveles de colesterol más altos tendían a tener una circunferencia de la cintura mayor (de más de 40 pulgadas [101.5 cm] para los hombres, más de 35 pulgadas [89 cm] para las mujeres, lo que es un factor de riesgo de enfermedad cardiaca y otros problemas). Las personas con unos niveles de cortisol más altos también tenían unos IMC más altos: cuanto mayor es el IMC, mayor es el nivel de grasa corporal.

Los niveles elevados de cortisol también se asociaron con unos niveles de obesidad más altos que se mantuvieron a lo largo de los 4 años examinados.

Aunque el estudio halló una asociación entre el cortisol y la obesidad, no probó causalidad.

Una experta de EE. UU. también cuestionó el método usado en el estudio. En la actualidad, “faltan evidencias que respalden el uso de muestras de pelo como predictor del peso o la obesidad”, dijo Connie Diekman, directora de nutrición universitaria en la Universidad de Washington, en St. Louis.

Los investigadores del estudio indicaron que usar el cortisol en el pelo es una medida relativamente nueva y fácil de obtener y que podría ayudar en la investigación sobre este tema.

El vínculo entre el cortisol y la obesidad se encontró en ambos sexos. “En este estudio, no vimos ninguna diferencia entre los hombres y las mujeres”, indicó Steptoe.

Y los investigadores tampoco encontraron ninguna diferencia según la edad entre las personas estudiadas. La edad promedio de los voluntarios era de 68 años. Sin embargo, dado que todos los hombres y las mujeres tenían una edad avanzada, quizá los adultos más jóvenes no obtendrían estos mismos resultados, señaló Steptoe.

A partir del estudio, los investigadores no pudieron afirmar que los niveles más altos de cortisol hicieran que se comiera por estrés, lo que llevaría a la obesidad, pero los expertos en nutrición y en el peso saben que muchas personas estresadas comen en exceso.

“Gestionar el hecho de comer por estrés es complicado”, dijo Diekman, “y lo que funciona para algunos no funciona para otros”. Sugirió que se mantenga un horario de comidas regular. Eso reduce las bajadas de azúcar en la sangre que pueden hacer que se coma en exceso. “No coma directamente de una bolsa o una caja”, dijo Diekman. “Ponga siempre la comida en un plato”. Cuando coma, evite hacer ninguna otra cosa, aconsejó Diekman. En lugar de mirar el correo electrónico, ver la televisión o una película o trabajar, céntrese en la comida.

El estudio aparece en la edición del 23 de febrero de la revista Obesity.

Fuente: IntraMed