También han asociado una nueva bacteria a las bacterias previamente asociadas con la enfermedad de Crohn. Las conclusiones, sin precedentes, podrían facilitar el desarrollo de nuevos tratamientos y, en definitiva, curas para la debilitante enfermedad intestinal inflamatoria.
El estudio fue realizado por un equipo internacional de investigadores, co-dirigido por Mahmoud A Ghannoum, PhD, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Case Western Reserve (Cleveland, OH, EUA) en el Centro Médico de los Hospitales Universitarios Cleveland. “Ya sabemos que las bacterias, además de los factores genéticos y dietéticos, desempeñan un papel importante en la causa de la enfermedad de Crohn”, dijo el Prof. Ghannoum, “Esencialmente, los pacientes con enfermedad de Crohn tienen respuestas inmunes anormales a estas bacterias, que viven en los intestinos de todas las personas. Aunque la mayoría de los investigadores centran sus investigaciones sobre estas bacterias, pocos han examinado el papel de los hongos, que también están presentes en los intestinos de todos. Nuestro estudio añade información nueva e importante para entender por qué algunas personas desarrollan la enfermedad de Crohn. Igualmente, importante, puede dar lugar a una nueva generación de tratamientos, incluyendo medicamentos y probióticos, que tienen el potencial de hacer diferencias cualitativas y cuantitativas en la vida de las personas que sufren de la enfermedad de Crohn”.
Las bacterias, así como los hongos están presentes en todo el cuerpo; el laboratorio del Prof. Ghannoum encontró previamente que las personas albergan 9-23 especies de hongos en la boca. En el nuevo estudio, mediante el análisis de muestras de heces, los investigadores evaluaron el micobioma y el bacterioma de: (a) 20 pacientes con enfermedad de Crohn y de 28 individuos sin enfermedad de Crohn, entre sus familiares de primer grado en 9 familias; y de (b) 21 individuos sin enfermedad de Crohn de cuatro familias libres de enfermedad de Crohn.
Los resultados mostraron fuertes interacciones fúngicas-bacterianas en los pacientes con enfermedad de Crohn: dos bacterias (Escherichia coli y Serratia marcescens) y un hongo (Candida tropicalis) iban a la par con ellos. La presencia de todos los tres en los pacientes de Crohn fue significativamente mayor en comparación con sus parientes sanos, lo que sugiere que las bacterias y los hongos interactúan en los intestinos. Los experimentos in vitro mostraron que los tres trabajan juntos para producir una biopelícula – que puede provocar la inflamación intestinal que genera los síntomas de la enfermedad de Crohn. Los investigadores observaron que las células de E. coli se fusionaban a las células fúngicas y que S. marcescens formaba un puente de conexión.
Este es el primer reporte que asocia un hongo a la enfermedad de Crohn en el ser humano; previamente sólo se encontraba en los ratones modelo de enfermedad de Crohn. El estudio también es el primero en incluir S. marcescens en el bacterioma asociado al Crohn. Los investigadores también encontraron que la presencia de bacterias beneficiosas fue significativamente menor en los pacientes con enfermedad de Crohn, lo que corrobora los resultados anteriores.
“Entre los cientos de especies de bacterias y hongos que habitan en los intestinos, es revelador que los tres que identificamos estaban tan correlacionados en los pacientes con enfermedad de Crohn”, dijo el profesor Ghannoum, “Además, hemos encontrado similitudes en lo que podríamos llamar los “perfiles intestinales” de las familias afectadas por la enfermedad de Crohn, que eran notablemente diferentes de las familias sin Crohn. Hay que tener cuidado, sin embargo y no atribuir exclusivamente la enfermedad de Crohn a las constituciones bacterianas y fúngicas de nuestros intestinos. Por ejemplo, sabemos que los miembros de la familia también comparten la dieta y el medio ambiente en grados significativos. Se necesita más investigación para ser aún más específicos en la identificación de los desencadenantes y contribuyentes de la enfermedad de Crohn”.
El estudio, realizado por Hoarau G, Mukherjee PK, et al, fue publicado el 20 de septiembre de 2016, en la revista mBio. Case Western Reserve University School of Medicine
Fuente: labmedica.es