El vínculo entre las picaduras de garrapatas y la alergia a la carne fue descrito por primera vez en 2007, y desde entonces ha sido confirmado en todo el mundo.
Las víctimas de la “alergia a la carne de mamíferos inducida por garrapatas” experimentan una reacción diferida de entre dos y 10 horas después de comer carne roja. Casi invariablemente, manifiestan haber sido picados por una garrapata, a veces hasta seis meses antes.
Aunque la mayoría de los casos de picaduras de garrapatas en humanos no tienen consecuencias graves, algunos sistemas inmunes son sensibles a las proteínas de la saliva del parásito y se convierten en intolerantes a la carne roja y, en algunos casos, a derivados tales como los productos lácteos y la gelatina.
Esta alergia no incluye la carne de aves y mariscos, pero muchas víctimas optan por evitar todo tipo de carne.
Han sido reportados casos de esta alergia emergente en Europa, Asia, América Central y África, pero es más común –y está en aumento– en algunas zonas de Australia y Estados Unidos, donde las garrapatas son endémicas y las poblaciones de hospedadores están aumentando.
Las poblaciones de bandicuts1 y otros pequeños mamíferos nativos están aumentando a lo largo de la costa este australiana, de donde es endémica la garrapata australiana de la parálisis (Ixodes holocyclus).
La garrapata estrella solitaria (Amblyomma americanum) está generalizada en todos Estados Unidos, pero los casos de alergia a la carne han sido reportados en los estados del sudeste, donde están aumentando las manadas del venado de cola blanca (Odocoileus virginianus). Pero la anafilaxis inducida por la picadura de garrapata –la reacción alérgica más grave, que puede causar la muerte– es poco común fuera de Australia. En las playas al norte de Sydney, donde las garrapatas son comunes, según los informes, es tan frecuente como la alergia al maní.
La alergia a la carne es muy poco frecuente en adultos que no han sido picados por garrapatas.
Este vínculo fue reportado por primera vez en noviembre de 2007 por Sheryl van Nunen, una especialista en inmunología clínica del Hospital Royal North Shore de Sydney. Van Nunen dijo que había observado esta asociación “algunos años antes” de 2007. Pero ahora está diagnosticando a uno o dos pacientes por semana.
Una mujer que fue diagnosticada con alergia a la carne de mamíferos por Van Nunen después de sufrir un shock anafiláctico en mayo de 2010, había sido picada por una garrapata recién nacida 10 días antes, y había desarrollado una erupción masiva. No tenía antecedentes previos de alergia. “No había tomado un antihistamínico nunca en mi vida. Pensaba que las personas que tomaban antihistamínicos eran unos debiluchos”, dijo. A pesar de haber sido hospitalizada y sometida a reanimación cardiopulmonar, dijo que “no tomó en serio el diagnóstico”, pero dejó de comer carnes rojas. Cuando volvió a hacerlo en mayo de 2012, tuvo una anafilaxis aún más severa y tuvo que ser revivida mediante desfibrilación. “La segunda vez salí de la negación y asumí la realidad”, dijo. Esta mujer vivía en Lindfield, en la costa al norte de Sydney, al momento de sus ataques; ahora vive en Hobart, Tasmania, donde hay un menor número de garrapatas. “Soy una refugiada a causa de las garrapatas”, dijo.
Las víctimas pueden no reaccionar cada vez que consumen carne roja, y algunos derivados de la misma, tales como tocino o jamón, a menudo se pueden consumir con seguridad.
Debido al papel de cofactores como el ejercicio físico, el consumo de alcohol y de otros medicamentos con las reacciones alérgicas, y el riesgo de muerte por la anafilaxis, muchas personas a menudo se vuelcan a dietas vegetarianas o veganas.
Se recomienda a las personas afectadas que preparen sus alimentos en casa, ya que la carne de peces y aves de corral a menudo es combinada con productos a base de carne de mamíferos, tales como caldos, y para evitar la contaminación cruzada entre los utensilios y las superficies de cocción.
La mujer de este caso en particular abandonó incluso la carne de aves y de mariscos, y sólo consume productos lácteos en cantidades limitadas después de desarrollar la alergia en 2012. “La posibilidad de un tercer choque anafiláctico me dio demasiado miedo como para asumir el riesgo de comer carne roja otra vez”, manifestó.
“Lo más difícil es que toda mi vida social se vio interrumpida: no puedo salir a cenar por miedo a la contaminación cruzada. De alguna manera se arruinó toda la experiencia de comer fuera. Debo ser muy cuidadosa al comer y aprender a cocinar de nuevo, lo que es la parte más difícil”, dijo.
Aún queda mucho por descubrir acerca de esta alergia emergente, incluyendo la razón por la que algunas personas desarrollan alergia a la carne después de ser picados por una garrapata, mientras que muchos otros no lo hacen.
“La confirmación del vínculo refleja una nueva relación de causa y efecto ante la exposición ambiental, lo que podría tener consecuencias para la comprensión de las causas de las alergias en general”, escribió Van Nunen en un documento de 2015.
Ella y sus pacientes fundaron el Grupo de Investigación y Concienciación para Alergias Inducidas por Garrapatas (TIATA) de Sydney, para crear conciencia y reunir fondos para la investigación de esta alergia emergente.
La investigación de esta alergia es todo un desafío, dada sus diferentes presentaciones, y que no existe financiación.
“Sin embargo, con el aumento de las personas que la sufren, pronto se tendrán que empezar a hacer investigaciones”, auguró.2
Referencias
1.Los bandicuts pertenecen a la familia Peramelidae, y son mamíferos marsupiales parecidos a una rata. Tienen el hocico largo y puntiagudo, las orejas sin pelo y la cola peluda. Su tamaño es algo mayor que el de la rata y más pequeño que el conejo. Los dedos de sus cuatro patas acaban en agudas garras. El pelaje está formado por cerdas bastas, y su color puede ser anaranjado, grisáceo o marrón; también puede ser rayado en algunas especies.
Los bandicuts se distinguen por dos características que divergen del conjunto de los marsupiales: la primera es la presencia de muchos dientes incisivos (poliprotodoncia), que es característico de los marsupiales carnívoros e insectívoros, y la segunda es una estructura especializada del pie que consiste en la unión del segundo y tercer dedo para formar una única uña y que es propio de marsupiales herbívoros como el canguro.
Las 21 especies de bandicuts se extienden por Australia, Tasmania, Nueva Guinea e Indonesia.
2. Se trata, de hecho, de una alergia muy peligrosa, que seguramente cambia la vida de quienes la padecen. Suena casi como algo salido de un libro de ciencia ficción, pero se trata de una situación real. Cualquier persona que trabaje con animales, o practique caza, pesca,caminatas, fotógrafos y otros profesionales, y las personas que disfrutan de las actividades al aire libre están propensos a las picaduras de garrapatas. En consecuencia, muchas personas están en riesgo de sufrir esta alergia.
Les ha tomado mucho tiempo a los restaurantes acomodarse a dietas libres de gluten a causa de la contaminación cruzada. Es de esperar que los comedores públicos tomen conciencia de este tipo de alergia y tomen medidas para proteger a sus clientes, así como enriquecer la vida de las personas que la padecen.
Es necesaria, sin embargo, cierta aclaración: no en todas las garrapatas, sino sólo en algunas se ha establecido esta asociadas con la hipersensibilidad a la galactosa-alfa-1,3-galactosa (alfa-gal). Entre las garrapatas en las que se ha comprobado este vínculo figuran Amblyomma americanum (que se encuentra ampliamente extendida en el sureste de Estados Unidos), Ixodes ricinus (de Europa), e Ixodes holocyclus (de Australia). No existe una asociación clara con las picaduras de las garrapatas Ixodes scapularis o Ixodes pacificus, los vectores de la enfermedad de Lyme.
Fuente: REC