Estos resultados pueden ayudar a explicar los motivos por los que los trabajadores por turnos son más propensos a padecer problemas de salud como, por ejemplo, infecciones o patologías crónicas.
Cuando un virus entra en el cuerpo, secuestra la ‘maquinaria’ y los recursos de las células para replicarse y extenderse por todo el cuerpo. Sin embargo, estos recursos fluctúan a lo largo del día como respuesta a los ritmos circadianos, los cuales controlan muchos aspectos corporales y fisiológicos.
Por ello, y con el objetivo de comprobar si los ritmos circadianos afectan a la susceptibilidad de desarrollar una infección y a la progresión de la misma, los expertos analizaron ratones infectados con el virus del herpes en diferentes momentos del día (12 horas por el día y otras 12 por la noche) y midieron sus niveles de infección y propagación de la enfermedad.
Se replican hasta 10 veces más cuando amanece
De esta forma, los científicos comprobaron que estos virus se replicaban hasta diez veces más cuando amanecía que cuando anochecía. La hora del día a la que se produce la infección puede tener una gran influencia en el grado de susceptibilidad de la enfermedad o, al menos, en la replicación viral, lo que significa que la infección en el momento adecuado podría causar una enfermedad más grave.
Cada célula del cuerpo tiene un reloj biológico que le permite mantener la noción del tiempo y anticipar los cambios diarios al entorno. En este sentido, los datos obtenidos en el trabajo sugieren que el reloj en cada célula determina también cómo un virus se puede replicar.
Cuando se interrumpe el reloj biológico en células de laboratorio o en ratones, se revela que el momento de la infección ya no importa y que la replicación viral es siempre alta. Esto indica que los trabajadores por turnos, que trabajan unas noches y descansan otras y tienen el reloj corporal alterado, son más susceptibles a las enfermedades virales.
Finalmente, en cultivos celulares también se detectó que los virus del herpes manipulan el ‘reloj’ molecular que controla los ritmos circadianos, ayudando a los virus a que progresen.
Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí (requiere suscripción).
Fuente: REC