Así se desprende de los datos de un trabajo publicado en la Revista Española de Cardiología, que muestra como cuando los pacientes ingresan en el hospital con niveles de ácido úrico por encima de 8 mg/dl en hombres o de 7mg/dl en mujeres se duplica la tasa de mortalidad al año de seguimiento, en comparación con los que no tienen hiperuricemia.
Este trastorno, frecuente entre la población y cuya incidencia aumenta con la edad, es un marcador de estrés oxidativo y puede considerarse un predictor del daño miocárdico y peor evolución de estos pacientes, según los autores de este trabajo.
En el estudio evaluaron a un total de 244 pacientes consecutivos ingresados por insuficiencia cardiaca aguda en el centro, con una media de edad de 75 años, de los que un 68,4 por ciento presentaba hiperuricemia.
Aunque la diferencia de mortalidad durante el ingreso no fue significativa entre el grupo con y sin hiperuricemia, lo cierto es que “a un año de seguimiento la mortalidad resultó bastante más elevada en los pacientes con ácido úrico alto, de casi un 27% frente al 13% de aquellos con normouricemia“, según reconoce
Jonathan Franco, del Servicio de Medicina Interna de Bellvitge y primer autor del estudio.
La medición del ácido úrico en pacientes con riesgo cardiovascular es un parámetro
innovador que, sin embargo, es de muy fácil acceso en cualquier hospital. Por ello,
según este experto, su análisis “se debería implementar no solo en pacientes con
insuficiencia cardiaca, sino para la prevención cardiovascular de todas las personas
mayores de 45-50 años“.
“La hiperuricemia es un factor de riesgo cardiovascular que puede favorecer la hipertensión arterial y problemas cardíacos, que a su vez desencadenan la insuficiencia
cardíaca”, apunta el doctor Franco.
En la actualidad se deben realizar ensayos clínicos más estructurados que permitan confirmar si el tratamiento con medicamentos que reduzcan el ácido úrico tiene un beneficio directo en la evolución de la insuficiencia cardiaca en el paciente. Algo clave ya que, según alerta la Sociedad Española de Cardiología (SEC), en los últimos 10 años la incidencia de esta patología ha aumentado un 30 por ciento en España.
Asimismo, también se está investigando si es un factor directo de toxicidad cardíaca que implique una mala evolución, o si es una consecuencia de la insuficiencia cardíaca, que “a medida que avanza provoca más estrés oxidativo en el organismo”
Fuente: InfoSalus