Por desgracia, la mayoría de esos niños no son diagnosticados sino hasta la edad de cuatro años, cuando ya se hacen evidentes las discapacidades sociales y de la comunicación.
Se han identificado unos biomarcadores sanguíneos que permitieron diferenciar a la mayoría de los participantes en un estudio sobre TEA, frente a un grupo de control con un rango de edad similar. Además, el biomarcador se correlacionó significativamente, bien con el nivel de deterioro de la comunicación, lo cual sugiere que la prueba en sangre puede dar una idea de la gravedad del TEA.
Unos científicos del Centro Médico de la Universidad de Texas Suroccidental (Dallas, TX, EUA) vincularon a un grupo de 74 pacientes varones de TEA con una mediana de edad de 5,6 años; 60 varones con una mediana de edad de 6,3 años en un grupo de desarrollo típico (TD), 10 pacientes femeninas con TEA y 20 pacientes femeninas con TD. Para el grupo de control se obtuvieron las muestras de suero de 53 adultos de sexo masculino, cuya mediana de edad fue de 69 años. Se realizó una extracción de sangre en ayunas a todos los pacientes con TEA y con TD.
Dado que otros estudios han encontrado anormalidades en el sistema inmune de los niños autistas, los científicos se propusieron buscar en la sangre anticuerpos relacionados con el TEA. Los equipos utilizaron varias técnicas para aislar los biomarcadores. Estas incluyeron síntesis de la biblioteca de peptoides, detección magnética en perlas, análisis inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA) de los peptoides, purificación por afinidad de las proteínas de unión a los peptoides, electroforesis en gel y tinción con azul de Coomassie.
Los investigadores encontraron que los niños con TEA tenían niveles significativamente menores de un anticuerpo sérico de inmunoglobulina G1 (IgG1). Al investigar más, se analizaron 25 compuestos peptoides que se relacionaban con esa IgG1 y luego se concentraron en uno: el ASD1, el cual fue exacto en un 66 % para el diagnóstico del TEA. Cuando se combinó con las mediciones del nivel de hormona estimulante de la tiroides, el biomarcador de enlace al ASD1 fue exacto en un 73% para el diagnóstico. Las niñas representaban una pequeña proporción del grupo de estudio y el biomarcador no se correlacionó de forma tan clara con el diagnóstico del TEA como se tuvo con los varones.
Dwight German, PhD, profesor de psiquiatría y autor principal del estudio, dijo: “Numerosos investigadores han buscado durante mucho tiempo un biomarcador para el TEA. El biomarcador en sangre que se ha reportado aquí, junto con otros que estamos probando ahora, puede representar una prueba útil que muestra más del 80% de exactitud para la identificación del TEA”. El estudio fue publicado en la edición de junio de 2016 de la revista Scientific Reports.
Fuente: LabMedica.es