El colágeno tipo II y el ácido hialurónico son biomarcadores eficaces para la detección de la artrosis. Su incremento en la sangre permite, de forma mucho más eficaz que las radiologías, detectar la degradación del cartílago en las fases iniciales de la enfermedad, para su detección precoz, y medir la eficacia de tratamientos innovadores, como la combinación de células madre mesenquimales autólogas de tejido adiposo y plasma rico en factores de crecimiento. Estas son las principales conclusiones del estudio realizado por investigadores de la Cátedra Fundación García Cugat-CEU de Investigación Biomédica de la Universidad CEU Cardenal Herrera, en el que han colaborado profesores de las Universidades de Las Palmas, Murcia, Córdoba y Bolonia y la Clínica Quirón de Barcelona, en España, y que acaba de ser publicado en la prestigiosa revista médica Plos One.
Según destaca el profesor de la CEU-UCH José María Carrillo, titular de la Cátedra Fundación García Cugat-CEU, “para detectar de forma preventiva la artrosis de cadera en sus estadios iniciales, el diagnóstico radiológico no es totalmente eficaz. Por eso diseñamos este estudio para determinar biomarcadores que no requieran biopsia, como una forma menos invasiva de diagnóstico de la artrosis”. El trabajo del equipo investigador se centró en dos componentes presentes en los cartílagos de las articulaciones: el colágeno de tipo II y el ácido hialurónico.
“El colágeno de tipo II es la proteína estructural más abundante en el cartílago y el ácido hialurónico es uno de los principales componentes del líquido sinovial. Cuando existe artrosis, el primero aumenta y el segundo se reduce reflejando el grado de degradación del cartílago, por lo que decidimos determinar su validez como biomarcadores de la evolución de esta enfermedad y de la eficacia del tratamiento aplicado”, explica el profesor Carrillo.
El estudio se ha realizado en perros con artrosis de cadera, a los que se ha practicado un tratamiento basado en la inyección intraarticular de células madre mesenquimales autólogas de tejido adiposo en combinación con plasma rico en factores de crecimiento, un tipo de tratamiento en el que la Cátedra García Cugat es pionera a nivel internacional. Los perros con artrosis de cadera tratados con esta innovadora terapia fueron monitorizados antes de la intervención y uno, tres y seis meses después de ella, mediante dos sistemas: el nivel de apoyo del animal caminando en una plataforma de fuerza cinética y los niveles de colágeno de tipo II y ácido hialurónico, mediante muestras de sangre.
“La correlación observada en los resultados de ambos tipos de pruebas nos ha permitido demostrar que el análisis de los niveles de colágeno de tipo II y ácido hialurónico permite determinar la existencia de artrosis de cadera y la regresión de la enfermedad mediante el tratamiento, por lo que constituyen biomarcadores eficaces en el diagnóstico y en la evaluación de la eficacia del tratamiento en sus fases iniciales, de forma más precisa que mediante las habituales pruebas radiológicas, en las que solo se aprecia la evolución de la artrosis cuando esta se encuentra en un estadio muy avanzado”.
Estos resultados positivos obtenidos en el estudio realizado en perros podrían aplicarse a la medicina humana a través de estudios complementarios. “Los biomarcadores hallados son más eficaces que las pruebas radiológicas tanto para determinar el estatus de la artrosis y otras dolencias que afectan a nuestras articulaciones, como para predecir su progresión y comprobar la eficacia de las terapias aplicadas”, destaca José María Carrillo.
El equipo investigador autor de este hallazgo, recientemente publicado en la revista científica Plos One, ha estado compuesto por cuatro profesores del Departamento de Medicina y Cirugía Animal de la CEU-UCH, miembros de la Cátedra Fundación García Cugat: José María Carrillo, titular de la Cátedra, Mónica Rubio, Belén Cuervo y Joaquín Sopena. Los cuatro han contado con la colaboración de José María Vilar, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria; Giuseppe Spinella, de la Universidad de Bolonia (Italia); Ramón Cugat, también titular de la Cátedra, y Montserrat García Balletbó, de la Clínica Quirón de Barcelona; Juan M. Domínguez y María Granados, de la Universidad de Córdoba; y Asta Tvarijonaviciute y José J. Cerón, de la Universidad de Murcia. (Fuente: CEU-UCH/DICYT)
Fuente: Diario Médico