Se debería hacer las pruebas del colesterol alto, de depresión y del VIH a todos los niños, y algunas de estas pruebas deberían empezar ya a los 9 años de edad, según la recomendación de un grupo de pediatras estadounidenses.
Las directrices, de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics), son algunas medidas clave que la academia ha aconsejado recientemente a los pediatras con respecto a las evaluaciones de la salud de los niños. Un resumen de las recomendaciones aparece en la edición del 7 de diciembre de la revista Pediatrics.
Un tema recurrente es que se recomiendan las pruebas a todos los niños de ciertos grupos de edad, y no solamente a los que tienen un riesgo más alto. Por ejemplo, se debería hacer las pruebas del colesterol alto a todos los niños de 9 a 11 años de edad.
Antes, las pruebas se hacían solo a los niños que se consideraba que tenían un riesgo alto, en función de factores como los antecedentes familiares, comentó el Dr. Geoffrey Simon, que preside el Comité de Práctica y Medicina Ambulatoria de la academia.
Pero la investigación ha mostrado que realizar pruebas selectivas hace que se pasen por alto demasiados niños con un nivel anómalo de colesterol. Y se complican las cosas de forma innecesaria, dijo Simon.
“En lugar de eso, estamos simplificando las cosas al decir que se deberían hacer las pruebas a todos los niños más o menos a los 9 o 10 años”, dijo.
Algunos padres podrían preguntar por qué se debe hacer la prueba del colesterol a los niños, reconoció Simon. Pero según los datos del gobierno de EE. UU., aproximadamente un 20 por ciento de los adolescentes estadounidenses tienen unos niveles malsanos de colesterol, e incluso niños más jóvenes se ven afectados.
El nivel elevado de colesterol, que con frecuencia es una consecuencia de la obesidad, puede llevar a sufrir una enfermedad cardiaca.
“Vemos a niños de 9 o 10 años con el colesterol alto”, dijo la Dra. Amanda Porro, pediatra en el Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami. “Ya no se trata solo de los adultos”.
Pero aunque a menudo se receta a los adultos medicamentos para reducir el nivel del colesterol, en el caso de los niños la principal manera de abordar el problema es con la dieta y el ejercicio, señaló Porro, que no participó en las nuevas recomendaciones.
Simon se mostró de acuerdo. “En algunos casos”, dijo, “necesitamos profundizar más y hacer que la familia trabaje con un nutricionista”.
Las otras dos pruebas clave para la salud se centran en la depresión y el VIH: se deberían hacer revisiones anuales de depresión a los niños y adolescentes desde los 11 hasta los 21 años, según la academia. Y se debería hacer la prueba del VIH cuando se tiene entre 16 y 18 años de edad.
“La incidencia de la depresión empieza a aumentar en la escuela intermedia y en secundaria”, dijo Simon. Y el suicidio es una causa principal de fallecimiento entre los adolescentes, indicó la academia.
Casi el 11 por ciento de los niños de 12 a 17 años de edad sufrieron al menos un periodo de depresión mayor en 2013, según el Instituto Nacional de la Salud Mental de EE. UU, lo que equivale a unos 2.6 millones de niños.
“Si detectamos los síntomas de depresión pronto, podemos intervenir”, dijo Simon. De nuevo, añadió, eso no significa que tenga que ser algún medicamento. “Estamos intentando detectar a los niños antes de que lleguen al punto de necesitar medicación”, explicó Simon.
Porro comentó que la depresión en los niños quizá no sea siempre obvia para los padres, ya que puede manifestarse como problemas para dormir o tener poco apetito, por ejemplo.
Con respecto al VIH, las pruebas solían ser más selectivas, y se realizaban a los niños que decían que eran sexualmente activos o que tomaban drogas, por ejemplo. Según Simon, uno de los problemas de las pruebas selectivas (del VIH o de la depresión) es que crean un “estigma”. Las pruebas universales ayudan a acabar con eso.
Pero la recomendación de que se realicen pruebas del VIH entre los 16 y los 18 años de edad también responde a las tendencias en las tasas de infección, según la academia. Los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes de 13 a 24 años conforman una cuarta parte de todos los casos nuevos de VIH en Estados Unidos.
“Ahora se puede tratar el VIH como una enfermedad crónica”, señaló Simon. Porro añadió que las pruebas universales pueden aumentar también la concienciación de los adolescentes con respecto al VIH y a otras enfermedades de trasmisión sexual, y darles la oportunidad de hablar sobre estas cuestiones en un “ambiente seguro”.
Fuente: IntraMed