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HEPATITIS C

Sinonimia: HCV AC.

Muestra: suero.

Método: ELISA tercera generación, aglutinación de partículas.

Valor de referencia: negativo.

Significado clínico:
El virus de la hepatitis C se lo reconoció en su papel en la hepatitis postransfuncional, no A no B, establece infecciones persistentes prolongadas y su asociación con hepatitis crónica, cirrosis y carcinoma hepatocelular. El 70-90% de las infecciones agudas por HCV conducen a infección crónica y a viremia persistente, aunque a menudo intermitente.
Las infecciones persistentes por HCV pueden producir finalmente cirrosis grave y potencialmente fatal o cáncer hepático, pero habitualmente sólo después de un período de latencia clínica de más de dos décadas.
El virus de la HCV en un virus RNA monocatenario con envoltura lipídica.
Existen como mínimos seis genotipos distintos de HCV por la diversidad en las secuencias de nucleotidos.
En EE.UU prevalece el genotipo I y en Japón el genotipo II. La infección tiende a volverse persistente en la mayoría de los individuos infectados, lo que al parecer refleja una incapacidad del sistema inmune por mostrar una respuesta antiviral eficaz. El 70-90% de los individuos infectados no pueden eliminar el virus durante la fase aguda de la enfermedad. Los individuos infectados desarrollan anticuerpos reactivos con la proteína del core (c) y varios antígenos de proteínas no estructurales del HCV.
Posee un período de incubación variable de 6 – 12 semanas y la mayoría cursa la etapa aguda con una forma subclínica (40-75%), con transaminasas levemente aumentadas, e inclusive con variaciones ondulatorias de los niveles normales.
Luego de la infección primaria, desarrollan inmunidad, pero incompleta.
Los pacientes con evidencia serológica e histológicas de hepatitis crónica activa o incluso cirrosis temprana, pueden permanecer asintomáticas durante muchos años. La hepatopatía se desarrolla a un ritmo muy lento en la mayoría de los pacientes, y en una pequeña proporción de pacientes parecen seguir una evolución mucho más rápidamente progresiva.
El alcoholismo puede ser un cofactor en el desarrollo de la hepatitis crónica.
Los anticuerpos medidos están dirigidos contra proteínas del core C, y varias proteínas no estructurales que incluyen NS3, NS4.
La pequeña proporción que elimina la infección durante la fase aguda puede tener una respuesta a anticuerpos limitada y la reactividad contra los determinantes NS3 y NS4 pueden perderse por completo.
En la mayoría de los casos las infecciones suelen ser persistentes y está respuesta de anticuerpos se mantiene. La viremia se reduce en magnitud, pero en general no se elimina.
En la infección crónica más del 90% tienen anticuerpos detectables por ELISA de segunda generación, el RNA viral se detecta en suero por PCR. La viremia muchas veces es constante, pero puede detectarse sólo en forma intermitente en algunos pacientes.

La infección por HCV es un cuadro con recaídas y remisiones con crisis recurrentes de hepatitis caracterizadas por fluctuaciones periódicas en las actividades de las transaminasas en suero. Durante los períodos quiescentes, incluso la TGP (ALT) en suero puede ser normal o casi normal. La ausencia de anomalías de la TGP no descarta infección crónica.
La transmisión vertical de madre a hijo, aunque es factible, resulta muy infrecuente, pero se encuentra facilitada cuando la madre le transmite a su hijo concomitantemente con el HIV.
La presencia de anticuerpos se asocia con una hepatopatía mucho más grave.
Los enzimoinmunoensayos ELISA de primera generación se desarrollaron utilizando una proteína no estructural del virus. ( C100-3).
Los de la segunda generación incluyen otras proteínas vírales (estructurales C100-3,C33-c) y detectan anticuerpos más precozmente.
Los equipos de tercera generación utilizan antígenos codificados en el core y en la región NS3, la adicción de NS5 a las proteínas recombinantes C22-3 y C200, permiten la detección de anticuerpos a un número mayor de epitopes codificados por el HCV, los cuales incrementan la sensibilidad y especificidad.
Con ELISA de primera generación se encuentran falsos positivos en pacientes con enfermedad autoinmunes.
La crioglobulinemia (de tipo II o III) se asocia con infección crónica por HCV. Estos pacientes tienen viremia detectable por PCR, pero una gran proporción carece de anticuerpos detectable por ELISA de segunda generación.

La presencia de autoanticuerpos tiroideos, tiroiditis de Hashimoto e hipotiroidismo se asocia con hepatitis C crónica en mujeres. También se observa en liquen plano, disfunción de glándulas lagrimales, xerostomía y sialadenitis linfocítica.
La presencia de anticuerpos alcanza al 0.5 %-1.5 % de los individuos dadores de sangre sanos. Se detectan en el 60-90% de los pacientes hemofílicos expuestos permanentemente a transfusiones, 60-90% en los individuos adictos a las drogas por vía intravenosa, y el 15-20% de los pacientes sometidos a diálisis. Acompaña en alto porcentaje a los infectados con HIV.
También pueden contagiarse durante secciones odontológicas. La transmisión sexual es rara.
Las pruebas serológicas no discriminan entre infección actual o pasada, ya que se limitan a la detección del tipo IgG.
La conversión serológica se produce en forma tardía (media 6-8 semanas) por lo que la infección activa requerirá de dos muestras: una tomada al comienzo de la enfermedad y la otra 6 a 8 semanas después,a efectos de detectar la conversión serológica.

Utilidad clínica:
Diagnóstico de infección por hepatitis C.

Falsos positivos: hepatitis autoinmune (prueba falsos positivos con ensayos de primera generación).


Bibliografía:

1. LotharT. Clinical Laboratory Diagnostics: Use and assessment of clinical laboratory results, English edition, 1998.
2. Tietz N. W. Clinical Guide to Laboratory test, edited by W.B. Saunders Company, third edition, United States of America ,1995.
3. Mandel, Bennett and Dolin. Enfermedades infecciosas: principios y prácticas. Editorial Panamericana, 4ª edición; Madrid, España. 1997